No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Me acordé de esta frase tantas veces oída y que viene como anillo al dedo porque no suelo apreciar lo bien que se está cuando estás bien de salud. En serio, no te das cuenta de lo sencillo que es ducharte, maquillarte, vestirte, ir a trabajar o trabajar en tus proyectos, llegar a casa y explicar a tu familia que tal te fue el día y preguntarles tú a ellos que tal el suyo, leer, cenar, poder dormir plácidamente.
Ah, pero los días en que de repente te ves sorprendida por un super constipado de aquellos que te deja en cama 3 días, extrañas de verdad esos días normales en los que hacer las cosas no te cuesta nada y que, sin embargo, tampoco te alegrabas gran cosa por poder hacerlas. Paradojas de la vida.
En fin, estos días en los que estoy pasando por un constipado horrible, el cual por primera vez me ha hecho sentir como si fuera un muñeco de papel sin voluntad propia, he decidido que no me volverá a pasar. No quiero volver a enfermarme si puedo evitarlo. Porque desde mi yo pachucha veo las cosas sin brillo, enfermas. Y a quién le gusta ver su mundo así. A mí, no. Lo cual me lleva a reflexionar también sobre el hecho de posponer las decisiones importantes hasta estar un poco mejor de salud, por si no le doy la importancia que se merece. No porque no la tenga sino porque yo no soy capaz de atender a algo cuando estoy enferma.
Además creo que no me gusta verme enferma porque me trae a la mente recuerdos tristes, como cuando mi padre estaba hospitalizado. O estaba en casa, en cama, mientras nosotros jugábamos fuera y de vez en cuando entrábamos a saludarle y preguntarle que qué tal estaba y él nos devolvía una leve sonrisa que a leguas se veía que quería aparentar que estaba bien pero que en el fondo quería decir que las cosas no iban bien, nada bien.
De pequeña pensaba que enfermarse o no era una cuestión de mala suerte o buena suerte. Te tocaba y punto. El mal te había elegido. Mala suerte. Hoy me doy cuenta de que no es así. Muchas de las enfermedades que padecemos ( constipado, catarro, gripe, tos, dolor de estómago, de cabeza, etc. y muchas otras más graves – diabetes, obesidad, colesterol…hasta el cáncer-) nos las vamos ganando a pulso a causa de nuestros malos hábitos.
Todavía me sorprendo como hemos normalizado el tener siempre una aspirina a mano. Hemos aceptado el que te duela la cabeza, el estomago, la espalda …es normal. Hemos aceptado a vivir con dolor. Nos lo hemos arreglado tan bien que tenemos toda clase de pastillas para calmar el dolor y borrar cualquier mensaje que nos esté enviando nuestro cuerpo. Y no es que esté en contra de paliar el dolor. Claro que sí, pero cuando no hay más remedio. No cuando el cuerpo te está diciendo «Eh, si no te pones las pilas, me cuidas y me pones en forma yo dimito».
Una de las quejas mas recurrentes en la escuela (lo sabemos los que trabajamos en el mundo educativo) es el dolor de cabeza o de estómago. Hay niños que sufren como si tuvieran una enfermedad crónica, un día sí y otro también. Las madres lo saben. Van al médico y él dice que todo normal , que no ve nada. Y yo me pregunto por qué aceptamos que le duela. Por qué no nos preguntamos qué podemos hacer para que no le duela. Mirar Qué Come, Cómo come, Si le pasa algo a nivel emocional. No normalizar lo que no es normal!
Para no desviarme de lo que te quiero destacar, quiero pedirte que trabajes en la prevención de tu salud desde ya, antes de sufrir cualquier enfermedad. No esperes a que te llegue ese aviso en forma de dolor desde alguna parte del cuerpo para cambiar radicalmente tu estilo de vida, cosa que harás si tienes la voluntad y motivación suficiente. O que no harás porque te resignarás a pensar que un día morirás y hasta que llegué ese día que no te falte de nada rico ni prohibido. Total de algo hay que morir y si es así que no falte nada.
A mí desde hace tiempo que el cuerpo me ha estado dando pequeños avisos. Y parecía que lo estaba haciendo bien porque empecé a cuidar más mi alimentación, mi reposo y mi salud mental y espiritual. Pero como la mayoría de nosotros, me doy cuenta de que no lo he estado haciendo tan bien porque me he visto obligada a quedarme en cama por un virus que no tiene que dar más que para un bajón puntual y ya está.
A lo que iba, te describo a continuación los 3 Pilares para gozar de buena salud y que si trabajas en ellos lograrás que tu sistema inmunológico esté fuerte y preparado:
Cuidar tu alimentación.
Para ser más específica más vitamina C proveniente de los cítricos y mayor cantidad de verduras y frutas. Mi reto será tomar mi zumo de naranja diario, más una tortilla de huevo y un poco de pan integral o de cereales. A media mañana y media tarde una o dos piezas de fruta. Al medio día y en la cena verduritas evitando en lo posible consumir harinas refinadas ( fideos, pastas, pan blanco, bollería en general…) y el azúcar. Beber mucho, mucho agua. Por otro lado, he dejado el café, la leche, las bebidas gaseosas, zumos… que no me aportan nada pero que de vez en cuando me permito tomármelo, si quiero. He cambiado esa bebida caliente que representaba el café por las infusiones, que también están muy buenas. Si eres muy joven quizás pienses que quitarte todo lo «rico» no te hace falta. Pero créeme a la larga lo notarás.
Investigando por las redes me he encontrado está web que ofrece una variedad de recetas saludables y preventivas de enfermedades como el cáncer. Teniendo en cuenta lo que dicen las estadísticas: que una de cada 2 personas sufrirá cancer a lo largo de su vida, creo que es vital seguir un tipo de alimentación que nos ayude a mantener nuestro sistema inmunológico fuerte y preparado para lo que venga.
Actividad física.
Lejos de lo que podemos imaginar hacer actividad física refuerza nuestro sistema inmunológico. Maravilloso nuestro cuerpo que mientras nos ponemos en forma por fuera por dentro también. Así que incluiré dentro mis actividades diarias imprescindibles el practicar un deporte. Seguiré con mis clases de yoga en casa. Me gusta hacerlo así porque lo hago en el momento que me va bien siguiendo los tutoriales que hay en Youtube. Y en cuanto haga mejor tiempo retomaré las sesiones de voleibol familiar en la playa al menos un día a la semana. Te animo a que incorpores alguna actividad física a tu día a día. No como algo extra sino como algo rutinario. No esperes a que sea demasiado tarde. Que con el paso del tiempo los huesos se atrofian y luego cuesta más darles movilidad.
Control del estrés.
Increíble. Como nuestro sabio cuerpo nos mantiene saludables mientras tiene fuerzas para hacerlo. Pero si nos alimentamos mal, no hacemos ninguna actividad física y encima vivimos en un constante estrés, nos habremos ganado a pulso el tener nuestro sistema inmunológico bajo de defensas. A punto para ser atacado por cualquier enfermedad.
Por eso, es muy importante identificar cuando el estrés está haciendo estragos en nuestra salud mental. Si te sientes cansada -como falta de energía-, de mal humor -irritable-, con cambios en tu estado de ánimo -ahora estoy bien, ahora no- puede que estés estresada. Una vez te des cuenta de que algo no va bien, soluciónalo. La sobrecarga mental suele presentarse porque tenemos muchos frentes abiertos a la vez. Eso nos da la sensación de que somos incapaces de hacer bien las cosas. Sentir eso nos irrita aún más y nos puede llevar a periodos cercanos a la depresión.
Para resumir, cuida de tus 3 pilares de la salud: alimentación, actividad física y salud mental; al menos así estarás menos expuestas a estos parones obligados y seguir con ganas tus proyectos, tus estudios, tus sueños, tu vida.
Si te ha resultado útil algo de lo que te he contado, por favor, compártelo con tus amistades 🙂
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