Un día normal sin venir a cuento y sin saber exactamente cómo, te sientes baja de energía. Hacer cualquier cosa te cuesta horrores. Caminar se te hace pesado. Ese sol que antes te alegraba ahora te molesta y te quema. Te cuesta pensar con claridad.
Sabes que tienes mil cosas por hacer y a la vez sabes que no tienes suficiente energía ni siquiera para empezar la más fácil de tus tareas pendientes.
Pospones el ponerte manos a la obra porque ese día no tienes ganas de hacer nada. Te acuestas en el sofá intentando distraer tu mente de las cosas pendientes que tienes que solucionar. Pero la distracción funciona solo un rato y al cabo de un tiempo estás cansada de no hacer nada y molesta por no tener la suficiente motivación por empezar a hacer algo.
Pospones el entrar en acción esperando a ese día en que estarás 100% recargada. Pero ese día tarda tanto en llegar y te da la impresión que todos tus asuntos pendientes están formando una gran bola de nieve que te aplastará por sorpresa mientras duermes en cualquier momento.
Todas hemos pasado por esos días en que las cosas no salen bien.Y tenemos que tener cuidado con esos días porque, al igual que las opiniones negativas sobre algún producto o servicio, parecen tener más importancia lo mal que se nos da ciertas cosas.
No nos reboza la energía como queremos. No podemos pasar un solo día sin que tengamos que ser parte del problema ya sea de casa o del trabajo. No acabamos de conseguir ese trabajo que queremos. No logramos ascender en la empresa. No acabamos de tener el valor suficiente para empezar un negocio propio. No acabamos de llevarnos bien con la pareja. No acabamos de entender si tenemos la culpa por cómo son nuestros hijos. Y todo eso junto pesa y molesta.
Imagínate cómo te sentirías si cada día que llegas a casa hay alguien esperándote solo para recordarte lo mal que haces las cosas.
Yo personalmente no volvería a esa casa. ¿Quién puede vivir bajo esa presión constante? Pues es justamente lo que hacemos cuando reflexionamos sobre nosotras mismas. Vemos por inercia todo lo malo. Lo bueno no cuenta.
Nos machacamos por no haber pensado mejor, actuado mejor. No sé si pensamos que al tratarnos mal a nosotras mismas de repente nos espabilaremos, nos pondremos las pilas y encauzaremos nuestra vida de una buena vez.
¿Te acuerdas de niña cómo te quedabas después de que te reñían tus padres cuando no hacías lo que ellos esperaban de ti ? Supongo que mal, como yo.
Pues el centrarse solo en lo malo, llamándote la atención a ti misma por lo mal que haces las cosas, es continuar haciendo lo que hacían con toda la buena intención tus padres. Te señalaban lo que tenias que mejorar pero fallaban en las formas.
A mi al menos el sermón de mis padres no me hacia precisamente reaccionar positivamente sino me lastimaba porque me hacía ver que algo fallaba en mí. Pues en parte quizás de ahí viene esa fea manía de automachacarse mentalmente, es como la parte II de una película que ya no tiene el mismo escenario (tu familia).
En esta segunda parte tú misma te encargas de darte los sermones, de recordarte lo mal que haces ciertas cosas, que no has dado pie con bola y que no sabes cómo acabarás.
Pero al igual que una madre se da cuenta de que gritando, insultando a su hijo no conseguirá nada positivo y toma la decisión de cambiar de estrategia o dar por perdido a su hijo , tú igual puedes cambiar la manera en que te tratas a ti misma.
Ni se te ocurra por la cabeza abandonarte, hacerlo seria caer en depresión. La opción más saludable es cambiar de estrategia. No me refiero a una estrategia de esconder los problemas o posponer eternamente su solución. Me refiero a tomar la decisión de tomar las riendas de tu vida y empieces a resolver las cosas pendientes una a una, poco a poco.
3 estrategias para no quedarte estancada
Y cómo decirlo y hacerlo son dos cosas muy diferentes, te propongo que sigas las siguientes pautas para ayudarte:
1.Clasifica las cosas pendientes y que te preocupan en 3 categorías
Las que tienen solución y dependen de ti, las que tienen solución pero no dependen de ti y las que no tienen solución. Hazte cargo solo de aquellas cuya solución depende de ti. Por ejemplo, llegar a casa te agobia porque todo estás patas arriba y no encuentras nada en su sitio y eso te pone de muy mal humor. Si vives sola puedes decidir que para solucionar ese problema te tomarás el tiempo necesario para guardar las cosas en su sitio y no dejarlo todo tirado por ahí. Así cuando llegues encontrarás las cosas en su sitio.
2. Jerarquiza por orden de importancia cuáles son los asuntos que más te preocupan y soluciónalos
Poco a poco, uno a uno. Por ejemplo: Quieres presentarte a un examen, estudia. Quieres llevarte mejor con tu pareja, sé más cariñosa y amable. Quieres sentir más control en tu vida, arregla esa puerta que chirría, o ese grifo que no funciona, riega tus plantas, enséñale trucos a tu perro, aprende a bailar…aquí la imaginación es libre y la elección es tuya, pero haz algo no te quedes mirando cómo se forma esa gran bola de nieve que amenaza con aplastarte.
3. Trátate con cariño, con amor
No seas como esa madre regañona que te recuerda todo lo malo sino quiérete, ten compasión, ten ternura, ten paciencia contigo misma y mímate.
¿Utilizas alguna estrategia para no sentirte agobiada cuando tienes un mal día o una mala época?
¿Sueles ver más tus defectos que tus virtudes?
¿Cómo sales adelante a pesar de los problemas?
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¡Te leo en los comentarios!
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