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¿Sabías que recompensar a tu hijo por cumplir con sus responsabilidades, es decir, darle premios o recompensas como ver más televisión, jugar a la Play, comprarle un helado después de que haga los deberes, llevarlo al zoológico el fin de semana después de que se porte bien toda la semana, no le enseña a ser una persona responsable?
¿Sabías que incluso darle refuerzos positivos, como los elogios o felicitaciones, tiene un efecto negativo parecido al de castigar y tampoco aprende a ser responsable sino que convierte un adicto a las alabanzas que le haces?
Como he explicado en otros episodios castigar para que tu hijo estudie y sea una persona responsable no sirve de nada. Pero usar los premios tampoco sirve de nada. Ni siquiera sirve usar el famoso y recomendadísimo refuerzo positivo que buenamente los maestros y psicólogos recomiendan.
Yo este concepto de que el elogio es negativo lo escuché en un seminario al cual asistí sobre el método Montessori. Mientras nos explicaban las estrategias que utilizaban recuerdo que me llamó la atención el porqué María Montessori decía que al niño no se le tenía que elogiar por lo que hacía porque perdía el interés genuino por aprender y que se centraba en conseguir más elogios, más aceptación, ser admirado por los adultos referentes que por aprender. Cuando lo escuché pensé ¿cómo hacemos entonces para reforzar lo bien que se comporta un niño? Con lo felices que se ponen cuando se ganan una estrella al final de la jornada escolar.
Me imaginé a mi misma sin usar el refuerzo positivo ante los pequeños avances de los niños con quienes trabajo y me veía como una persona sosa, seca e indiferente ¿ le gustaría acaso a algún niño estar al lado de una persona así?
Cómo en ese seminario tampoco daban opción a qué otras estrategias se podían usar para reforzar la conducta adecuada, decidí seguir felicitando a mis niños cuando hacían las cosas bien y animándoles a seguir mejorando.
Pues muy grande fue mi sorpresa cuando investigando sobre qué hacer para que un niño sea una persona responsable de su propia conducta, de su propio proceso de aprendizaje, de su propia motivación, di con una serie de estudios y argumentos expresados por el psicólogo Alfie Kohn en su libro Punished by rewards cuyo título traducido sería “Castigado por las recompensas” y que está disponible solo en inglés.
Kohn describe una serie de estudios realizados desde los años 70’s y que ponen en controversia el método conductista del psicólogo Skinner que defiende que para conseguir la aparición de una conducta específica, como por ejemplo que un niño recoja sus juguetes después de jugar, lo único que tienes que hacer es premiar esa conducta para que el niño asocie que recoger sus juguetes está bien valorado por el adulto y que obtendrá su premio, recompensa, elogio o felicitación después de recoja sus juguetes. Skinner dice que esta asociación que reforzamos en el niño entre su conducta y el incentivo obtenido hará que interiorice dicha conducta y que llegará el momento en que ya no necesitará incentivos para recoger sus juguetes porque recoger se habrá convertido en un hábito.
Hasta aquí todo parece maravilloso, pero espera que no es oro todo lo que reluce.
Si quieres saber más sobre Skinner te dejo un corto video que explica qué y para qué sirve el conductismo.
Lo que observa Kohn a través de estos diferentes estudios es que dar refuerzos positivos, incentivos, premios… solo funcionan a corto plazo.
Estos estudios pasaron desapercibidos ante el éxito que las familias lograban al reforzar las conductas que quería que su hijo interiorice.
Por eso durante muchos años psicólogos, pedagogos y maestros recomendaban el uso de incentivos, premios, refuerzos positivos como el uso de pegatinas verdes en cuadros de comportamiento, prometerles privilegios tras recoger su habitación, guardar sus juguetes, hacer los deberes, sacar buenas notas…
El conductismo había inundado nuestras vidas porque había demostrado que funcionaba, al menos a corto plazo. Si le prometes a tu hijo que le vas a comprar un helado tu hijo hará lo que le pidas. Si para conseguir que tu hijo ordene su habitación le prometes que le darás una paga semanal hará lo posible por mantenerlo ordenado. Si quieres que saque buenas notas le prometes que le vas a comprar los zapatos de moda, lo intentará.
Entonces, te estarás preguntando, ¿qué de malo tiene que reforcemos la buena conducta?
Tiene efectos negativos a largo plazo.
Dar un refuerzo positivo no solo hace al niño adicto a la aprobación del adulto como indica María Montessori sino que “manipular” la conducta a través de los refuerzos positivos afecta:
- la relaciones entre la persona que dirige la conducta y el dirigido (adulto y niño),
- encubre la verdadera fuente de los problemas,
- desalienta al niño a tomar riesgos
- y a largo plazo afecta la motivación intrínseca, es decir, aprender o hacer las cosas por el placer de hacerlas, por su propio bien.
Sobre estos daños colaterales hablaré con más detalle en otro episodio.
Si no podemos usar el refuerzo positivo, ni el refuerzo negativo (que es amenazarlos con restringir el uso de la Play, por ejemplo, si saca malas notas) y tampoco sirve de nada castigar, entonces ¿qué hacemos?
Si dar la paga semanal a tu hijo para que mantenga ordenada su habitación no le hará amar el orden, ni acabará convencido de que ordenar su habitación es algo que debe hacer por su propio bien, entonces ¿qué hacemos?
Pues te tengo buenas noticias, hay una manera distinta y eficaz de conseguir que tu hijo aprenda a ser responsable y se muestre motivado por hacer las cosas por placer y no por complacer al adulto.
4 pautas para que eduques hijos responsables y motivados por aprender y mejorar cada día
Para llevar a cabo estas pautas no hace falta que las hagas desde la indiferencia. Conecta con tu hijo para que quiera comunicarse contigo, sonríe, mantén el contacto visual , eso fortalece el vínculo entre ambos.
1. No elogies a tu hijo sino a lo que hace tu hijo
Aquí creo que fallamos la mayoría de adultos.
No caigas en el refuerzo fácil diciéndole a tu hijo que es el niño más listo del mundo cuando hace algo bien. Cuando tu hijo haga algo de lo que está orgulloso, un examen que haya realizado con éxito o que al fin haya acabado los deberes del colegio que pedía que se invente un cuento, en lugar de decirle “vaya que gran escritor estás hecho” dile “qué cuento más interesante, has manejado distintos personajes y el final es muy ingenioso”. Como ves, lo que estamos haciendo ya no es aplaudirle a él por escribir sino estamos reconociendo su trabajo, lo que ha hecho.
Pongamos otro ejemplo, imagina que tu niño de 4 años se acerca con su dibujo y te dice ilusionado «toma mami es para ti», ¿qué le dirías?
- “qué gran artista estás hecho hijo mío, tendremos que montar un museo para todos esos dibujos tan lindos que haces”, o…
- “ muchas gracias, veo que has combinado distintos colores y has dibujado detalles como el bolso de mamá.
Lo segundo ¿verdad? que es darle retroalimentación sobre su trabajo.
2. Elogia los detalles de lo que hace
Pon atención en todos los detalles que puedes destacar. En el caso del niño y su dibujo hazle comentarios sobre los colores que ha usado, los dibujos que ha hecho, lo que ha querido representar… Un comentario cercano a “ Veo que has combinado distintos colores. Has pintando el cielo azul y el suelo verde que representa la hierba. Has incluido flores y mariposas, se parece a un paisaje típico de primavera. Me pregunto ¿qué más te gustaría añadir?» y esperas a que tu hijo diga si quiere añadir algo o no.
Escuchar este tipo de comentarios enriquece sus conocimientos y vocabulario así como su capacidad para observar su propia ejecución, su trabajo.
Con este tipo de comentarios centrados en los detalles le ayudamos a ver su propio proceso de aprendizaje.
Cuando estés preparada puedes dar una paso más allá y ayudarle a pensar cómo puede mejorar. Pregúntale si te permite hacerle una sugerencia “¿me permites darte una sugerencia? …»ya que has dibujado un paisaje de primavera yo añadiría los insectos que vuelan de flor en flor ¿sabes qué insectos son?”… y aquí le das espacio para que piense por sí mismo. Esta sugerencia aparte de introducir nuevo vocabulario le invita a pensar en dibujar mariposas, abejas, avispas, abejorros, mariquitas, libélulas…los insectos que suelen aparecer en primavera con más asiduidad.
¿Te das cuenta cómo cambia la conversación? Con la frase “eres un gran artista” no hay retroalimentación para ampliar sus oportunidades de aprendizaje y por ende de los momentos para que tu hijo vaya construyendo su autoconfianza y su autoestima positiva.
Por otro lado, tu hijo aceptando sugerencias se acostumbra a recibir críticas de manera constructiva.
Te recomiendo que no acabes diciéndole que la próxima vez seguro que lo hará mejor. No caigas en valorar lo que hace, solo ayúdale a apreciar su trabajo. De lo contrario tu hijo la próxima vez no dibujará por placer sino para lograr tu aprobación, para saber si lo que está haciendo está bien o está mal. Lo que buscamos es que tu niño disfrute de entrenar sus habilidades para dibujar, combinar colores, representar… Un niño que pinta por puro placer y no busca satisfacer las expectativas de nadie, ni dibuja porque mamá o papá se pone contento, es un niño libre que siente que puede dar rienda suelta a su creatividad y que dibuja por placer.
3. Evita usar frases usando un tono exagerado
Es decir, usar frases tipo «biennnnn, bravoooooo, hay cómo te quiero…»
Lo sé, lo sé, sé que ahora debes estar poniendo los ojos como platos porque eso es lo que hace la mayoría de adultos cuando vemos que nuestro hijo baja solo un peldaño, cuando acaba su cena, cuando se lava los dientes…porque queremos demostrarle que estamos contentos por cómo hace las cosas solo y sin ayuda.
Si te pones a pensar nos pasamos casi todo el día como fans detrás de su ídolo y que ante cualquier movimiento o gesto que haga, mostramos un entusiasmo exagerado.
Tampoco te vayas ahora al otro extremo y evites animar a tu hijo. De tanto en cuanto podemos hacerlo, sobre todo si los apoyamos genuinamente en lo que hacen y no para reforzar una conducta.
4. Evita utilizar frases que comparen a tu hijo
Unas frases que debes eliminar de tu vocabulario son las de tipo:
- “eres el mejor de todos los niños,
- eres el más guapo,
- eres el más inteligente,
- no hay nadie como tú”…
porque lo que estamos haciendo con eso es ponerlo en contraposición a los demás niños. Si tienes más niños en casa estarás creando una rivalidad entre ellos.
Haciendo estos comentario, estamos promoviendo la competitividad en lugar de la colaboración. Estamos poniéndolo como rival ante otros. Todo lo contrario de lo que la sociedad actual demanda que es la capacidad de trabajar en entornos cada vez más diversos y aprovechar esa riqueza cultural para trabajar mejor en equipo.
Pero si les decimos que es el mejor, el más listo, el más guapo… hará todo lo posible para cumplir con las expectativas que el adulto espera de él.
Así mismo, pensar que puede que no satisfaga las expectativas de su familia le provoca mucha inseguridad porque estará más pendiente de asegurarse si sigue siendo el mejor o si aparecerá otro mejor que él.
Alfie Kohn explica en su libro que en la escuela se trabaja muchísimo a partir de generar esta competitividad y crítica al profesorado que luego quieran que los niños trabajen en grupo.
Si alguna maestra me está leyendo ahora mismo debe estar pensando que no es así, que no se genera competitividad.
Pero espera que te explico de que manera tan sutil se hace.
Imagina una clase con niños de 7 años todos removiéndose en sus sillas y hablando con el de al lado a pesar de que la maestra dijo que se sienten en silencio porque leerán entre todos, un párrafo cada uno del libro que tiene en las manos.
La maestra al ver que solo una nena muestra la conducta idónea dice en voz alta para que le escuchen todos “ felicito la manera en como Fani está sentada, quieta, en silencio y lista para leer”.
Con este comentario lo que logramos es que los demás se apresuren a ponerse como Fani, en silencio y listos para leer. Pero también los posicionamos como oponentes. Caemos en la manipulación porque el que se sienta en silencio lo hace por agradar a su profesora y no por el placer de leer.
En casa también se usa mucho frases de este tipo donde intentamos que el más pequeño haga lo mismo que el mayor y nos dirigimos indirectamente con frases tipo:
- “ Te felicito hijo, mira que bien estás comiendo, ya pronto acabarás la cena y mami estará muy contenta” y solemos decirlo mirando de soslayo a su hermano que está moviendo la comida de un lado a otro porque no quiere comer.
Así que evita manipular la conducta haciéndole ver a tu hijo que otros lo hacen mejor que él.
Soy muy consciente de que estás pautas son muy difíciles de realizar pero son tan necesarias si quieres que tu hijo sea una persona responsable, motivada a aprender por su propio bien, que le guste y no tenga miedo a los retos, que reciba críticas para mejorar su desempeño y que viva libre y feliz.
Te recomiendo ir usando las pautas una a una y cuando tenga interiorizada una pases a entrenar la siguiente.
Yo el próximo curso cortaré esa dependencia de los niños a buscar el elogio del adulto, la aprobación del adulto para que sean libres y se hagan responsables de su propio proceso de aprendizaje por el puro placer de aprender.
Será duro 🙂 y te explicaré cómo ha ido más o menos en enero del 2020.
Espero que el post de hoy haya sido útil y te espero por aquí la próxima semana.
¡Espera!
Deja tu comentario antes de irte.
¿Qué crees que será lo más difícil para ti al usar estas 4 pautas para que tu hijo aprenda a ser responsable y se muestre motivado por su propio bien?
Hola Ruth Zarco estaba deseando que sacaras un nuevo podcast, desde que te encontré y he seguido tus recomendaciones la relación con mi hija de 4 años a dado un cambio enorme y no se cómo le haces para hablar exactamente de lo que me inquieta en el momento. Cómo se que te agradan los comentarios te voy a contar por qué este podcast me llega como regalo del cielo.
Yo uso mucho lo de los refuerzos positivos porque no sabía otro método y lo de los castigos ya hace algún tiempo lo superé gracias a ti y los podcast tan maravillosos que nos has regalado, pero con lo de las recompensas por hacer las cosas bien me quedaba un sin sabor porque veía que mi hija se portaba bien solo con la ilusión de recibir algo a cambio ya fuera un regalo material o emocional y yo sentía que con esto lo único que en realidad estaba logrando era volver a mí hija una persona interesada. Una de las cosas que hacía para manipularla era que le decía hija «si te portas bien» de lunes a viernes el sábado y el domingo te presto el móvil por media hora o una hora para que juegues con los juegos que he descargado para ti y el jueves de la semana pasada me dijo ¿Mami tú crees que me estoy portando bien? Y yo le contesté, si mi tesoro, ¿pero por qué me lo preguntas? Y me dice para saber si me voy a ganar que me prestes el móvil el fin de semana. Aquello me dejó intrigada no sabía ni que decir, después al rato le dije ¿hija si yo no te diera regalos o no te prestará el móvil tú seguirías portandote así de bien como hasta ahora? Y ella me dió la única respuesta lógica: Yo no sé mami.
Todo esto me dejó muy pensativa, porque yo no quiero que ella crezca pensando que uno debe «portarse bien para que le den premios o para que no lo castiguen, sino por el entendimiento de que hacer las cosas bien, con amor, llena el corazón de alegría y la satisfacción personal de las cosas bien hechas es el mejor regalo, pero es un regalo que sólo uno mismo se puede dar. Y me dije a mi misma ¿Qué rayos estás haciendo? Y me sentí mal porque no sabía que podía hacer y hoy me encuentro con esta maravillosa respuesta. Y creo que todo esto es de alguna manera la respuesta de porque hay tanta gente frustrada laboral y emocionalmente es que es exactamente igual las personas en su gran mayoría trabajan lo exclusivamente necesario para que les paguen (es decir me porto bien para que me den un premio) y los jefes pagan lo exclusivamente necesario para que el empleado no se vaya (le doy un premio a cambio de que se porte bien) y en las relaciones personales también pasa mucho, yo la verdad para mí hija de todo corazón quiero otras cosas, porque yo toda mi vida me pase tratando de complacer o no molestar a nadie para sentirme valorada, apreciada, para llenar esa necesidad de reconocimiento y la verdad nunca funcionó, por más elogios que recibía y cosas materiales que conseguía no lograba sentirme a gusto con mi vida porque estaba buscando en los demás y en lo material lo que yo misma no era capaz de darme.
Ruth Zarco yo creo que Dios te puso en mi camino para que como madre pueda hacer las cosas de una manera diferente, de una manera que en verdad sea de utilidad para mí hija y con la que yo me siento muy feliz.
Que Dios Todopoderoso te bendiga siempre, eres como un faro para mí.
Un gran abrazo desde Alicante, España.
¡Hola Mabel!
Gracias por tus comentarios, de verdad, son oro puro para mí.
Los efectos negativos del refuerzo positivo también fue un gran descubrimiento para mí. Ya tenía algunas dudas de que algo no había hecho bien cuando una de mis hijas, con más de 20 años, llorando un día me dijo «es que yo ya no sé qué más hacer para que ustedes (su padre y yo) estén contentos, me porto bien, hago mis cosas…». Cuando la escuché sentí un gran dolor por el peso que había llevado ella durante muchos años y que seguramente promoví yo con mis refuerzos positivos, refuerzos negativos y algún que otro castigo :(. Ese día la miré a los ojos y me disculpe por si en algún momento le trasmití la idea de que tenía que hacerme sentir feliz. Le dije que si sentía eso podía estar tranquila que yo lo que más quiero es que ella viva para ella, para cumplir sus sueños, no los míos.
Gracias por tus comentarios y sigo invitándote a ti y otras madres, padres…a comentarme sus dudas o explicar sus avances. Entre todas las personas que hemos decidido educar desde el amor seguro que nuestro mundo, poco a poco, será un lugar mejor.
Un abrazo enorme para ti y tu pequeña.
Wow, excelente post, me ha encantado, gracias por los concejos sobre como poder ayudar en el crecimiento de nuestros hijos, muchas de las cosas que mencionas son a la verdad muy ciertas, antaño se educaba así en mi país.
Me alegro que te parezca útil.
¡Un abrazo!