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Hoy hablo sobre 5 estrategias para que tus hijos te hagan caso y colaboren en casa sin que tengas que gritar y amenazar para que obedezcan. Y lo mejor, estas estrategias te ayudan a evitar conflictos innecesarios en casa.
Tú y yo sabemos que lidiar con nuestros hijos para que hagan caso es el pan nuestro de cada día.
El problema es que ellos no siempre obedecen, aunque ellos sepan lo que tienen que hacer, intentarán no hacerlo, o lo harán a última hora.
Y mientras tanto nosotras…nos mordemos los labios para no cantarles las cuarenta ;-). Y ya sabes después obligarles a obedecer vienen las caras largas. El enfado. La tensión. El resentimiento. La sensación de incomprensión por ambas partes. El alejamiento.
¿Verdad que no quieres pasar por todo eso?
¿Te imaginas que tus hijos te hagan caso sin que tengas que gritar o amenazar? ¿Cómo se sentirían tus hijos? ¿Cómo te sentirías tú?
5 estrategias eficaces para que tus hijos obedezcan y colaboren sin dañar su autoestima
¿Alguna vez has oído que menos en más? Pues estas cinco estrategias son sencillas pero poderosas.
Sigue leyendo.
La primera de estas cinco estrategias es:
1.Describir
Expresa lo que ves.
Me explico.
Imagina las siguientes situaciones.
- Tu hijo no se ha puesto el pijama pese a que le dijiste que puede jugar después de cambiarse. Estás cansada de repetirle, así que…
¿Qué le dirías?
Yo, la Ruth de antes, le sermonearía, le diría : “¿Aún no te has puesto el pijama? ¡Ya sabes que primero te tienes que cambiar de ropa, ponerte el pijama, luego hacer los deberes y, finalmente, jugar! ¡No sé en qué estás pensando! ¿¡Tengo que recordarte siempre lo que tienes que hacer!? ¡Ven de una vez a cambiarte!
¡Alto! No te sirve de nada sermonear.
En lugar de darle el sermón, describe: “No llevas puesto el pijama para jugar, cariño”. Aunque se lo hayas dicho antes. Aunque no te haya hecho caso antes y tengas ganas de darle el sermón de la semana. Solo describe.
Otro ejemplo.
– Imagina que acabas de llegar a casa e intuyes que en todo el día el perro no ha salido. Lo sabes porque ves que está esperando en la puerta con cierta desesperación. Ves a tu hija adolescente escuchando plácidamente música en el sofá y parece que no se ha percatado de la hora ni de la urgencia de la mascota.
¿Qué le dirías normalmente?
La Ruth de antes diría: “¿¡Aún no has sacado al perro!? Y luego me pides otra mascota. No mereces tener este perro. ¿A qué esperas? ¡Sácale de una vez!”.
En lugar de acusarle de mala persona, describe: “El perro está en la puerta, parece que quiere salir”.
Otro ejemplo.
– Imagina que has avisado a tus hijos que apaguen la luz de su habitación si no están ahí. Ves que tu hijo se ha olvidado apagar la luz mientras se dirige al salón.
¿Qué le dirías? ¿Un sermón? ¡No!
Solo describe: Cariño, la luz de tu habitación está encendida.
¿Qué consigues cuando describes lo que ves sin acusar, ni amenazar, ni etiquetar, ni culpar, ni sermonear?
Le ayudas a tu hijo a poner la atención en el problema. Así ellos tienen la oportunidad de decirse a sí mismos lo que tienen que hacer. En el caso del perro la adolescente tiene oportunidad de decirse a sí misma: “Ay, es verdad, tengo que sacarle que ya es tarde”.
2. Informar
Usa la estrategia de informar para hacer saber a tus hijos las consecuencias de hacer o no hacer algo.
– Imagina que tu hija ha dejado la leche encima de la mesa de la cocina después de servirse un vaso.
Ya sé. Ya sé. Tienes ganas de sermonear. Tienes ganas de decirle que es una desordenada. Que hasta cuándo no va a aprender…
Alto ahí.
Informa, puedes decirle algo así: “Cariño, la leche se agria si no está en la nevera”. Esa información le ayuda a tu hija a centrarse en el problema y a aprender que si no se guarda la leche, se pudre.
Ayúdales a ver el problema y a aprender.
Otro ejemplo.
-Imagina que ves la habitación de tu hija adolescente con un montón de ropa tirada por el suelo.Tasas y vasos sucios. Platos con restos de comida.
Si te dan ganas de darle un sermón, ¡detente! Si tienes ganas de insultarla porque te da rabia que tenga las cosas así, alto.
Solo informa, puedes decirle: “Cariño, el lugar de los platos y vasos es la cocina”.
Otro ejemplo.
– Sorprendes a tu hijo dibujando en la pared. Si piensas amenazar, sermonear, ¡alto!
Informa: “Las paredes no son para dibujar, el papel sí”.
Ayúdale a poner el foco en el problema y el aprendizaje.
Otro ejemplo.
– Imagina que tú estás haciendo la cena y esperas que tus hijos te ayuden a poner la mesa. Como ves que nadie se mueve comienzas a enfadarte por la falta de consideración. Estás a puntito de soltar el sermón. ¡Alto!
Informa: “La cena casi está lista, me ayudaría mucho que la mesa estuviera puesta para servir”.
3. Dilo con una palabra
Usa una sola palabra o una frase muy sencilla para que tus hijos hagan lo que se han olvidado.
A los niños y a los adolescentes les desagrada escuchar discursos, sermones y largas explicaciones. Para ellos mientras más breve sea el recordatorio, mucho mejor.
-Por ejemplo, imagina que tu hijas están jugando sin haberse cambiado de ropa pese a que tu ya les has dicho que se pongan el pijama antes de jugar. En lugar de enfadarte con ellas, diles: “Niñas, el pijama”.
Otro ejemplo.
– Imagina que tu hijo se ha distraído y se está dejando su bocadillo en la cocina; tú que lo has visto en lugar de decirle que es un distraído, que si no fuera porque tiene la cabeza pegada al cuerpo se la olvidaría, bla, bla, bla…Solo dile: “Cariño, tu bocadillo”.
Otro ejemplo.
– En lugar de darle el sermón por no haber dado de comer a su mascota y decirle que no se merece tener un perro, bla, bla, bla…Solo dile: “Cariño, la comida del perro”.
4. Habla de tus sentimientos
Habla honestamente de cómo te sientes. Sin culpar. Sin etiquetar. Sin comentar acerca del carácter o de la personalidad de tu hijo.
-Por ejemplo, imagina que estás en la cola del supermercado y tu hijo te estira de la manga en dirección de ese algo que quiere que le compres. Que te estire de la manga te molesta. Seguro que te dan ganas de decirle: “ ¡Ya basta! Eres un niño molestoso. ¡Déjame en paz!
En lugar de etiquetarlo, habla de tus sentimientos. Puedes decirle: “No me gusta que me tires de la manga. No lo hagas, por favor”.
Tus hijos tienen derecho a escuchar tus sentimientos honestos. Al explicar cómo nos sentimos les ayudamos a entender cómo nos sentimos sin lastimarlos, sin etiquetarlos, sin culparlos, sin dañar su autoestima.
Y una cosa muuuy importante.
Al explicar cómo te sientes hazte cargo de tus emociones. No culpes a tu hijo por cómo te sientes. Es común escuchar a los padres decirle a su hijo que no le hace caso “Me estás haciendo enfadar”.
Di “me siento enfadada” porque así tú te haces cargo de lo que sientes y tienes la posibilidad de cambiar, gestionar, controlar tus emociones.
En otro podcast hablaré con detalle sobre por qué es importante que te hagas cargo de tus emociones para poder gestionarlas.
– Otro ejemplo.
Imagina que estás hablando con alguien y tu niño te está interrumpiendo. No te deja hablar. En lugar de decirle que es un maleducado, dile cómo te sientes: “Cariño, me siento frustrada cuando hablo y no puedo acabar”.
Recuerda que expresar tus sentimientos no tiene la finalidad de herir a tu hijo sino de que tenga la oportunidad de cooperar, de aprender.
5. Escribir una nota
Si tu hijo no hace caso usando las estrategias de describir, informar, una palabra o hablar de tus sentimientos, escríbele una nota, incluso si no saben leer.
-Un padre que estaba cansado de quitar los cabellos largos del desagüe de lavabo escribió:
“¡Auxilio! Los cabellos me causan dolor en mi desagüe ”.
-Una madre que por trabajo dejaba a sus hijos adolescentes solos por la tarde dejó una nota sobre la televisión:
“Antes de encender este aparato piensa ¿Ya hice mis deberes? Atte. Tu televisor”.
– Una mamá echó a volar un avión de papel con algunas palabras escritas en él dirigidas a su hijo y a su amigo. Ninguno de los dos sabía leer así que corrieron a preguntarle qué decían esas palabras:
“ Después de jugar se guardan los juguetes. Con amor, mamá”.
Beneficios de usar las 5 estrategias eficaces para que tus hijos te hagan caso
Estás cinco estrategias fomentan la cooperación y no dejan paso a los resentimientos, ni generan sentimientos negativos. Tus comentarios no dañan su autoestima. No pierdes la confianza de tus hijos.
Utilizando estas cinco estrategias para que tus hijos te obedezcan les das oportunidad a darse cuenta de cuál es el problema, a aprender algo que no sabía, a conocerte mejor, a cooperar, a aprender a gestionar sus emociones porque te tiene a ti como ejemplo.
Ejercicios para que puedas practicar el uso de las cinco estrategias para que tus hijos te hagan caso
Ahora antes de lanzarte al éxito practica con estos hijos hipotéticos. Así cuando estés con tus hijos tendrás más destreza. Serás más hábil ;-).
Imagina las siguientes situaciones:
1. Ropa en el suelo de la habitación
Entras a la habitación de tu hijo y ves que ha dejado su ropa en el suelo.
Escribe un comentario típico….…………………………………
Ahora usa alguna de las cinco estrategias:
-
- Describir
-
- Informar
-
- Palabra
-
- Sentimientos
- Nota
Yo diría si uso la estrategia de:
-
- Describir: La ropa está en el suelo, María.
-
- Informar: El lugar de la ropa sucia es el cesto, cariño.
-
- Palabra: La ropa, cariño.
-
- Sentimientos: Cariño, no me gusta ver la ropa tirada en el suelo.
- Nota: “ ¡No me tires al suelo, por favor! Atte. Tu ropa”.
2. Quieres cortar una etiqueta y no encuentras tus tijeras
Tu hijo tiene sus tijeras pero a veces te pide las tuyas y no te las devuelve. Tú estás muy apurada porque no tienes tiempo y necesitas las tijeras ¡ya!
Escribe un comentario típico….…………………………………
Ahora usa alguna de las cinco estrategias:
-
- Describir
-
- Informar
-
- Palabra
-
- Sentimientos
- Nota
Yo diría si uso la estrategia de:
-
- Describir: No veo mis tijeras en mi caja. María, ¿las has visto?
-
- Informar:
-
- Palabra: Tijeras, ¿alguien tienes mis tijeras, por favor?
-
- Sentimientos: María, ¿has visto mis tijeras? Me gustaría encontrar mis cosas en su sitio. Me siento enfadada si pienso que están en su lugar y no es así?
- Nota: “ Recuerda: después de usarme, ponme en mi lugar! Atte. Las tijeras de mamá”.
3. Zapatos tirados en el salón
Normalmente, tu hijo adolescente cuando llega a casa se quita los zapatos y se estira en el sofá. Cuando se va a su habitación no se lleva sus zapatos. Los deja tirados.
Escribe un comentario típico….…………………………………
Ahora usa alguna de las cinco estrategias:
-
- Describir
-
- Informar
-
- Palabra
-
- Sentimientos
- Nota
Yo diría si uso la estrategia de:
-
- Describir: Tus zapatos están en la sala, José.
-
- Informar: El lugar de tus zapatos es tu zapatero, cariño.
-
- Palabra: Tus zapatos, cariño.
-
- Sentimientos: José, no me gusta ver los zapatos tirados en la sala. Siento que hay mucho desorden. Guárdalos, por favor.
- Nota: “ ¡No me dejes solo aquí con tu mamá! Atte. Tus zapatos abandonados”.
4. Chaqueta sin colgar en el armario
Tu hijo acaba de llegar a casa y en lugar de guardar su chaqueta en el armario la deja encima de la mesa del comedor.
Escribe un comentario típico….…………………………………
Ahora usa alguna de las cinco estrategias:
-
- Describir
-
- Informar
-
- Palabra
-
- Sentimientos
- Nota
Yo diría si uso la estrategia de:
-
- Describir: Te has olvidado tu chaqueta en la mesa, Luis.
-
- Informar: Luís, el lugar de las chaquetas es el colgador.
-
- Palabra: La chaqueta, cariño.
-
- Sentimientos: Luís, cuando veo las chaquetas en la sala siento que hay mucho desorden . Guárdala, por favor.
- Nota: “ ¡No me dejes solo aquí con tu mamá! El otro día lo pasé muy mal. Me miró fatal 🙁 Atte. Tu chaqueta preferida”.
5. Dientes sucios
Te has dado cuenta que tu hijo, últimamente, no se ha estado lavando los dientes. Lo ves irse a su cama esquivando la rutina.
Escribe un comentario típico….…………………………………
Ahora usa alguna de las cinco estrategias:
-
- Describir
-
- Informar
-
- Palabra
-
- Sentimientos
- Nota
Yo diría si uso la estrategia de:
-
- Describir: Te has olvidado lavarte los dientes, cariño.
-
- Informar: Luís, lávate los dientes para no tener caries, cariño.
-
- Palabra: Los dientes, cariño.
-
- Sentimientos: Luís, me siento más tranquila si veo que te lavas los dientes cada día. Así sé que no tendrás nunca un dolor de muelas. Lávatelos, cariño.
- Nota: (La dejaría encima de su cama y diría) “ ¡Vuelve a lavarte los dientes. Los necesito blancos para cuando vuelva a llevármelos! 😉 Atte. El ratoncito Pérez”.
Dos detalles importantes para que tu hijo te obedezca cuando uses las 5 estrategias: Cuida tu tono de voz y no te rindas
Tu tono de voz tiene que ser sincero y adecuado
Cuando vemos la casa desordenada nos entra un mala leche…Al menos yo actuaba como Terminator usando su escáner en busca de cada cosa fuera de lugar para luego ubicar al culpable y fulminarlo con la mirada. Así era yo 🙁 .
Ahora, a veces, me puedo convertir en Terminator pero me controlo. Soy consciente de esa parte de mí que es sargento pero como sé que no me sirve de nada obligar a obedecer a mis hijas paro, respiro, pienso y elijo la mejor estrategia para que mis hijas cumplan con sus responsabilidades.
No te rindas. Todo es cuestión de practica, practica, practica.
No te rindas a la primera, p-r-a-c-t-i-c-a. Usa las diferentes estrategias. Alguna de ellas será más efectiva con tus hijos. Ve haciendo combinaciones si ves que no funciona. La idea es que poco a poco aprendan a dejar las cosas en su sitio, a lavarse los dientes antes de dormir, a hacer los deberes antes de ver televisión o jugar, a dormir a la hora que toca…
Mis hijas por ejemplo odian los sermones y a mí me encanta dar sermones. Como sé que por defecto soltaré un sermón cuando veo que no me hacen caso paro y elijo la mejor estrategia. Al principio cuesta. Cuesta porque los cambios no son inmediatos. Tus hijos se sienten fuera de lugar cuando actúas diferente. Pero créeme que poco a poco tendrás menos conflictos en casa. Poco a poco tus hijos cooperaran más en casa.
Ni se te ocurra pensar que tú no puedes. Que no tienes paciencia. Créeme: todas podemos desarrollar nuestra inteligencia emocional a cualquier edad.
Pues hasta aquí el post de hoy.
Espero que hayas aprendido algo nuevo. Algo que te ayude a conocer y a entender mejor a tus hijos.
Deja tu comentario y cuéntame ¿cuál de las cinco estrategias te ha llamado la atención? ¿cuál de las cinco estrategias, para que tus hijos te obedezcan, te animas a usar?
Te invito también a echar un vistazo al libro que leí y me inspiro a cambiar mi manera de educar y en el que basé el post de hoy: «Cómo hablar para que tus hijos escuchen y cómo escuchar para que tus hijos hablen» de Adele Faber y Elaine Mazlish.
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