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Hoy te hablo sobre 7 consejos que te ayudarán a saber cuándo poner límites y cómo ponerlos de manera respetuosa a tu hijo adolescente.
Aunque te suene raro a tu hijo le hace sentir seguro saber que hay alguien que se preocupa por él.
Una de las épocas más difíciles para practicar la disciplina con nuestros hijos es la adolescencia. Durante esos años nosotros como padres lo que hacemos es dejarles un poco más libres ya que pueden hacer muchas cosas por sí mismos y son más autónomos y ya que no necesitan tanta ayuda como cuando eran niños.
El peligro de dejarlos a su aire es que puedan llegar a vivir situaciones y consecuencias evitables debido a malas decisiones que toman por la falta de información y experiencia.
Como madres debemos seguir velando por desarrollo sano de nuestro hijo adolescente logrando un equilibrio entre no ser demasiado estricta y tratarlo como si fuera niño obligándolo a que hagan todo lo que nosotras queramos ya que así le impedimos su sano desarrollo hacia la juventud y la vida adulta y por el otro lado de no ser excesivamente permisiva y dejarles hacer lo que se les venga en gana. No todo lo que te pida hacer está bien y tú lo sabes. Por eso debes decirle no, cuando es no.
Los consejos para mantener una disciplina respetuosa son los siguientes:
1. No reacciones exageradamente
No reacciones de manera exagerada por las acciones que comete tu hijo o por las actitudes que tiene si realmente lo que hace no lastima a nadie, ni así mismo. Puede que durante la adolescencia no te guste como se vista, como se peine, como se maquille pero nada de eso tiene importancia si es que no son inapropiadas u ofensivas.
No critiques a tu hijo, déjale que disfrute de la adolescencia. Puede que sea difícil saber qué es aceptable o no. Yo uso como guía dos preguntas, ¿hace daño a alguien? ¿se hace daño a sí mismo? Si la respuesta es no, para mí no es motivo de discusión.
2. Sé clara acerca de las normas en casa, evita tener que recordarle cada día sus responsabilidades
Explícale a tu hijo la reglas que se usan en casa. Establecer normas te evitará muchos conflictos innecesarios y malos entendidos.
Pon estas reglas de casa en un lugar visible para que sirva de recordatorio de lo que se permite en casa.
Es bueno que consensuar estas reglas con tus hijos siempre dentro de los límites que tú establezcas. Por ejemplo, todos limpian en casa es una norma innegociable pero se puede negociar cómo y cuándo lo hacen. Seguir estudiando es innegociable porque el futuro de tu hijo si tiene formación es más prometedor que si no pero es negociable qué estudios quiere realizar, dónde, cómo y cuándo.
Dentro de estas normas pueden pactar la hora de llegada cuando sale con amigos. La frecuencia de salidas. Que te deje los datos de las madres de sus amigos con los que sale por si se tiene que llamar. Que te avise cuando llegue al sitio donde va. Que te avise cuando sale del sitio hacia casa, etcétera. Todo eso pactado por ambos mejor pero siendo siempre tú la que evalúa que es negociable y que no.
3. Escucha antes de actuar, evita malos entendidos
A veces, los adolescentes honestamente tienen una razón válida para romper las reglas. Por ejemplo llegar tarde, o no haber llamado, o no haberte avisado y es totalmente posible de lo que diga sea verdad. Así que antes de enfadarte escucha lo que tiene que decir. No des por hecho nada. Cualquiera puede tener un imprevisto. Y nada sienta peor a un adolescente que tenga que convencer a sus padres que lo que está diciendo es verdad. Esa falta de confianza en lo que dice les hace sentirse incomprendidos.
4.Si se salta las normas ayúdale a entender las consecuencias de sus actos en lugar de castigarlo
Si castigas a un adolescente no aprende nada.
Aprenden cuando le enseñamos a ver y reflexionar sobre las consecuencias de sus actos.
Un adolescentes de 16 años que llega dos horas más tarde de lo previsto a casa tendrá una sanción suficientemente fuerte para subrayar el hecho de que se ha saltado las normas de casa si es que no ha habido una causa de fuerza mayor y que por ello tiene que estar dos semanas sin salir. Esa sanción sería la consecuencia de haber roto las normas.
Las bajas calificaciones de un adolescente serían la consecuencia de no haber dedicado tiempo a estudiar y a realizar los deberes.
El desorden en su habitación sería la consecuencia de su falta de hábitos.
La idea es que ellos siempre vean que cuando no se traspasa un límite, se incumple una norma, tiene una consecuencia natural para ellos mismos y que vean esa relación les ayuda a reconocer su responsabilidad.
5. Sé consistente con las reglas y normas, si no no sirve de nada
Establecer normas en casa te evitará problemas y discusiones innecesarias. Por eso es importante que te rijas a las normas para tomar decisiones. Tu hijo insistirá en que hagas excepciones a esas normas y le dejes hacer lo que te pide. Es normal que te insista. Si consideras que es adecuado hacer una excepción está bien pero por norma general tu hijo tiene que entender que las normas están para facilitar la convivencia en casa y que todos tienen que cumplir son sus responsabilidades para vivir en un hogar con armonía.
Que seas consecuente con las normas le da seguridad a tu hijo porque sabe qué es lo que se permite hacer y qué es lo que no se permite hacer.
6. Felicita a tu hijo cuando haga las cosas bien
A veces, solemos fijarnos más en su mal comportamiento que cuando se porta bien. Asegúrate de felicitarle cuando hace las cosas bien. Ten en cuenta que muchas de las cosas que está haciendo, que está aprendiendo, las está haciendo por primera vez y que le reconozcan que está haciendo un buen trabajo le hace sentirse orgulloso de sí mismo y creer en sus propias capacidades les ayuda a desarrollar una autoestima y autoconcepto positivos y a tener más confianza en sí mismo. Que le refuerces positivamente además le hace más propenso a colaborar contigo.
7. Pon límites y si tienes que decir que no, di no
Todos los adolescentes necesitan una estructura sólida para poder avanzar y para poder transitar a una vida adulta de manera sana. Para ello necesitan unos límites que nosotras les pondremos.
Aunque parezca que ellos quieren ir por libres saber que sus padres se preocupan por ellos les hace sentir seguros y queridos.
Cuando hablo de poner límites no me refiero a obligarles a obedecer a gritos o a golpes. Me refiero a explicarles por qué decidimos lo que decidimos aunque ellos no estén de acuerdo.
Establece límites sobre las salidas, a qué hora, cuántas veces. Establece límites sobre comportamientos en distintas situaciones. Por ejemplo, saludar a las personas, dar siempre las gracias, pedir siempre las cosas por favor. Poner límites en las horas de juego, de internet…que sepan que pueden jugar después de hacer los deberes, ordenar la habitación, etcétera.
Los límites delimitan el comportamiento aceptable de tu hijo.
Como adolescentes siempre querrán hacer cosas que están fuera de esos límites pero si lo que hacen no son conductas o actitudes que dañan a otras personas ni a sí mismo entonces pásalo por alto. Lo más probable es que sea algo pasajero.
Te puede llamar mucho la atención y molestar bastante la manera en cómo se viste, cómo se tiñe el pelo, cómo se maquilla y antes de llamarle atención evalúa si merece la pena confrontarlo e intentar que haga las cosas a tu manera, sobre todo teniendo en cuenta que muchas de las cosas que hacen son temporales y a medida de que crezcan las dejaran de hacer.
Es mucho más eficiente que te centres en cosas importantes como el respeto hacia los demás, sus responsabilidades académicas más que por cómo se viste, cómo se tiñe el pelo o cosas que a ti te molestan.
Espero que te haya sido útil el artículo de hoy.
Ya sabes que lo más importante es lo que tú piensas, así que te invito a comentar ¿qué es lo encuentras más difícil de poner límites a un hijo adolescente?
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