Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbeme Google Podcasts | Más

Seguro que has leído un montón de consejos para ayudar a tu hijo a gestionar esas emociones que a veces le empuja a pegar y a insultar.
Lo malo de esos consejos es que parecen dar por hecho de que tu hijo, por arte de magia, en sus momentos más tensos, siempre te escuchará.
En la vida real, cuando pierde el control, por más que le hables, intentes que reflexione, que se autocontrole con tu ayuda, no funciona porque no está dispuesto a escuchar.
QUÉ HACER SI TU HIJO PIERDE EL CONTROL CUANDO ESTÁ MUY ENFADADO
1. Mantén el control
Cuando tu hijo reacciona así es porque algo le ha frustrado o le ha molestado. Tú como su ejemplo a seguir, tienes que mantener el control. Evita chillarle, pegarle, amenazarle con castigarle.
Sé que es muy difícil pero es necesario que mantengas el control. Así que respira si estás tensa, eso te ayudará a reducir tu nerviosismo y recuerda que tu hijo no quiere hacerte la vida difícil. Solo es un niño que aún no sabe cómo canalizar sus emociones.
2. Ayúdale a exteriorizar la emoción que le embarga
a) Pregúntale «¿Qué ha pasado? Y escúchale con atención. Si no quiere hablar,
b) pon palabras a su emoción. No temas equivocarte. Si no está de acuerdo con lo que dices te lo dirá. «Pareces enfadado. Explícame por qué. Así podré ayudarte». Díselo con voz cariñosa y amable, que le transmita que tienes intención de ayudarle. Tu objetivo es que te explique. Saber qué le pasa. Hablar sobre lo que le pasa le ayuda a reducir su malestar.
En este artículo podrás encontrar al detalle cómo hablarle a tu hijo para reconducir su conducta cuando esté muy enfadado pero está dispuesto a escuchar. Si no, sigue leyendo.
Te explico como uso una estrategia muy simple pero muy poderosa con aquellos niños que no están para hablar ni reflexionar.
EL PODER DE UNOS ROTULADORES DE COLORES Y UNA LIBRETA
Cuando veas que tu niño se resiste a hablar ofrécele una libreta para dibujar su enfado.
¡Así de sencillo!
Para un niño, al que le cuesta hablar de sus emociones porque no sabe cómo explicarlo o porque está aprendiendo apenas a hablar, expresar sus emociones a través de un papel cuando está muy enfadado le ayuda a tranquilizarse. Le ayudará a comunicar qué le está pasando.
Te explico un caso.
Lucas y Diego estaban jugando junto a otros niños como cualquier día. Al parecer surgió entre ellos un conflicto porque los dos querían cantar la misma canción.
– ¡Yo voy a cantar esa canción!- le dijo Diego.
– ¡No! ¡Voy a cantarla yo!- dijo Lucas enojado.
En un abrir y cerrar de ojos Diego empujó a Lucas y este le empujó también. Ambos estaban furiosos. Preparados para pelear. Fui hacía ellos para coger a Lucas que estaba muy enfadado. No dejaba de dar patadas y de moverse con la intención de soltarse e ir detrás de Diego para pegarle.
Lucas no es un niño que cuando le llamas la atención te obedezca enseguida. Todo lo contrario, se enfada aún más o intenta huir, correr (los niños con dificultad para gestionar sus emociones suelen hacerlo). Otras veces, intenta voltear las sillas, tirar las cosas que hay sobre las mesas… porque no conoce otra manera de canalizar su frustración. Otras veces le da por tirarse al suelo y no se levanta hasta que está más tranquilo.
Yo lo cogí por la espalda y lo abracé para que no se hiciera daño a sí mismo ni a otros niños.
– Calma Lucas, calma. ¿Qué ha pasado? Calma. Vamos a sentarnos allá para hablar y me explicas qué ha pasado, ¿te parece?
Él no contesta. Sigue forcejeando. No muestra ninguna intención de calmarse, ni mucho menos de hablar o escuchar a nadie. Estaba ofuscado por la ira.
Cuando se tranquilizó un poco y dejó de forcejear le dije:
– ¡Tengo una idea! ¿A ver qué te parece? Vamos a la clase a hablar con el monstruo de colores. Escríbele a él por qué estás tan enfadado y quieres pegar a Diego ¿te parece?
No me dijo nada pero tampoco seguía forcejeando, así que le cogí de la mano en dirección a la clase.
Cuando entramos a la clase le di un folio y unos rotuladores y le dije mirando a la pared donde estaban colgados los 4 monstruos de colores (rojo= ira; amarillo= alegría; verde= calma; azul= tristeza).
– ¿Con qué monstruo quieres hablar? ¿ Qué le quieres decir al monstruo?¿Con el de color verde? dije con la esperanza de que elija este para que se tranquilice.
– ¡No! ¡Quiero pintar el monstruo rojo! -dijo todavía enfadado.
– Me parece bien ¿Qué le quieres decir? ¿O qué le quieres dibujar?-le dije, y esperé en silencio.
Comenzó a dibujar un monstruo rojo sonriente. El monstruo rojo representaba la rabia, el enfado, la ira.
– ¿Está contento?- le pregunté.
– ¡No, está enfadado!
– ¿Por qué está con la boca contenta?
– Porque no sé hacerlo enfadado- me dijo.
– ¿Quieres que te ayude?
– Sí.
Le hice la boca recta y las cejas de monstruo enfadado. ¿Te gusta?- le pregunté.
– Sí.
Hizo dos monstruos rojos y me pidió que le ayudara a escribir el nombre del otro niño en ese dibujo. Luego hizo un monstruo amarillo, el de la alegría.
– ¿Estás contento?- le dije.
– ¡No!- me dijo.
Me pidió que le ayudará a poner el nombre del otro niño en esa hoja también. No le pregunté por qué o qué significaba. Lo acompañé en silencio. Era un momento en el que él se estaba calmando a su manera, dibujando monstruos.
Yo estaba preocupaba por lo que podría pasar después ¿Qué pasará una vez haya acabado el dibujo? ¿Qué le diré? ¿Estará dispuesto a hablar, a expresar su emoción verbalmente? ¿Será el momento de hablar?
Cuando acabó me dio las hojas sin decirme nada y se unió al resto de compañeros.
Fin del arrebato de ira.
Muchas veces estos pequeños trucos son los que ayudan a los niños con los que no se puede hablar ni reflexionar.
Seguro que no siempre funcionará pero es una manera de ayudarle a que canalice su ira sin pegar ni insultar a otros.
¿Qué pasa si te pilla el arrebato de tu hijo en plena calle y no tienes cerca un folio y rotuladores?
Pues te animo a que lo lleves siempre en el bolso. Una pequeña libreta y media docena de rotuladores pequeños.
Te animo de verdad a ponerlo en práctica.
Enseñarles a nuestros hijos a canalizar su ira de forma constructiva es un aprendizaje que le ayudará a ahorrarse muchos malos tragos en su vida. Hoy usará un folio, mañana seguro que usará el deporte, el baile, la pintura, el escuchar o componer música para canalizar su ira.
Al cabo de unos veinte minutos, Diego y Lucas, estaban jugando y riendo otra vez. No quedaba restos de resentimiento ni de ira.
Si no sabes de qué monstruos hablo te dejo el cuento El monstruo de colores que se trabajó en la clase de Lucas como parte de un proyecto de Educación Emocional en la escuela.
Es un cuento en el que se asigna un color a las emociones básicas. El niño asocia un color a cada emoción y aprende a reconocer cómo se siente uno cuando está triste, alegre, cuando tiene miedo, cuando está enfadado.
Te recomiendo explicar este cuento a tu hijo. La edad recomendada en de dos años para adelante. A los preadolescentes también les gusta.
No obstante, puedes pedir a tu hijo que dibuje su enfado, sin haber trabajado el cuento. Ya verás que enseguida se pondrá a garabatear para canalizar su ira.
Y tú ¿usas alguna estrategia que ayude a canalizar sus emociones a tu hijo?
Compártelo con nosotras.
¡Feliz semana y disfruta de la compañía de tus hijos!
#RuthZarco eres un genio muy generoso ahora ya tengo una herramienta para trabajar con mi princesita cuando se enfade. Mil y mil gracias.
¡Hola Mabel!
Gracias a ti por tu interés de querer ponerlo en práctica. A ver cómo te funciona y, si te apetece, nos lo cuentes ;-).
Un abrazo enorme para ti y tu princesita.
Wow, me ha sorprendido muchísimo tu artículo, es el curriculum de mi nieto, ya no tenemos más argumentos para calmarlo, ahora veremos si nos pueden ayudar los consejos.
Hola,
ya nos contarás como se lo toma tu nieto.
Un abrazo