Gracias a las redes sociales actualmente podemos tener muchísimos amigos y de diferentes países del mundo si queremos.
Pero, ¿cuántos de ellos lo son realmente?
Es decir, ¿con cuántos de ellos puedes contar para llegar al fin del mundo si quieres?
¿Cuántos de ellos son incondicionales?
¿Cuántos de ellos se alegran por tus triunfos y te reconfortan en tus fracasos?
No muchos, ¿verdad?
Vivimos conectados con mucha gente pero a nivel superficial
¿Por qué te hablo ahora de tus amigos?
Porque tus amistades tienen cierto impacto en tu vida, en cómo piensas, en dónde trabajas e incluso en la cantidad de dinero que ganas.
Así pues, la amistad es un factor clave en tu vida.
Y lo será en la vida de tus hijos.
Desde los albores de la humanidad nos hemos dado cuenta que permanecer en grupo era mucho más ventajoso para la supervivencia y para el progreso que luchar solos contra el mundo.
Haz memoria sobre tus recuerdos más felices y seguro seguro que en ellos está al menos una persona contigo.
Gracias a las amistades y a las relaciones íntimas podemos disfrutar de momentos plenamente felices.
¿Puede haber alguien más feliz que aquel que ame y se sienta correspondido?
Yo creo que no.
En una encuesta llevada a cabo a nivel mundial se identificó que las personas más felices compartían 3 cosas en común:
- Tenían dinero.
- Tenían un gratificante vida social.
- Disfrutaban de una relación intima satisfactoria.
Tan fuerte es nuestra necesidad de conectar con las demás personas, de compartir, de sentir que le importamos a alguien que a veces permanecemos muchísimo tiempo al lado de personas que no lo merecen. Al lado de personas tóxicas.
Esta fuerza que nos empuja a conectar con las demás personas es debido en parte a la evolución y la supervivencia del ser humano como especie.
Pero también necesitamos conectar porque a nivel interno, el disfrutar de nuestras relaciones de amigos y seres queridos, hace que nuestro cerebro segregue:
- dopamina, clave en los procesos de motivación y aprendizaje;
- vasopresina, clave en procesos de la memoria a corto y largo plazo;
- y la oxitocina que es un neuromodulador del sistema nervioso central que modula comportamientos sociales, patrones sexuales y la conducta parental.
En síntesis, estar rodeado de amistades y familiares con los cuales tus relaciones son agradables, sinceras y satisfactorias genera en tu cerebro una mini explosión de euforia que te hace sentir más comprometido, más unido a ellos.
Los problemas surgen cuando cada uno quiere no solo disfrutar de su relación con la otra persona sino que quiere imponer su punto de vista sobre las cosas.
Parece necesario entonces aprender a resolver esas diferencias.
Los conflictos existen y existirán y hemos de asumirlo.
No es un objetivo alcanzable eliminar el conflicto de nuestras vidas.
No es viable porque está en nuestra naturaleza.
En cambio podemos elegir el tipo de personas con las que nos queremos ver rodeadas y, por supuesto, aprender estrategias para afrontar esos momentos conflictivos que una relación puede tener.
Hemos de aprender a comunicarnos.
A expresar nuestra necesidades.
A darles la confianza a las otras personas para que puedan decir lo que piensan sin que tú te muestres especialmente ofendida y les cohibas.
Sobre todo, que tus hijos sepan que pueden decir lo que piensan.
Si generas un ambiente de comprensión y escucha atenta favorecerás la confianza mutua.
Conectarás con ellos a nivel más profundo.
En el próximo artículo compartiré algunas estrategias para que diseñes el tipo de relación que quieres con tu familia, tu pareja, tus amigos y tus compañeros de trabajo.
Hora de reflexionar 🙂
¿Cómo sería tu relación ideal con tu pareja?
¿Cómo sería la relación ideal con tus hijos?
Siéntete libre de comentar 🙂
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