En el anterior post escribí sobre la violencia de hijos a padres y cómo esta tendencia va creciendo peligrosamente.
Hoy, y al hilo de esa tema, quiero centrarme en la prevención de ese tipo de conductas agresivas. Es decir, cómo evitar que tu hijo se convierta en una persona agresiva y, a veces,hasta en tu propio maltratador.
Un elemento fundamental en la educación de tu hijo son los límites.
Como padres tenemos que ser conscientes de que nuestro hijo necesita que se le establezcan unos límites claros. Y no me refiero a dejarle sin capacidad de movimiento y espacio para que pueda expresarse. O tenerlo siempre muy controlado sin dejarle que aprenda de sus propios errores. Me refiero a que se le debe enseñar que en casa existen unas normas que todos debemos cumplir y existen unos límites que no se pueden sobrepasar. Esos límites y normas están para ayudar a la familia, a que cada miembro de la misma sepa muy claro cuál es su rol y cuáles son sus tareas y funciones.
Esos límites y normas, algunas veces, no serán aceptadas de buen grado por nuestros hijos. Si ya eres padre, habrás pasado por alto, alguna vez, el incumplimiento de las normas porque querías evitar peleas, berrinches, lloriqueos… Otras veces, quizás, porque estabas cansado y te resultaba más rápido y fácil hacer las cosas por tu hijo que enseñarle a hacerlo por sí mismo. Otras veces, quizás, porque lo quieres tanto, tanto, tanto, que quieres evitarle cualquier sentimiento de frustración, agobio, infelicidad, tristeza…
Tu hijo, por supuesto, al igual que otros niños, no aceptará de buen grado las normas. Le oirás quejarse: «eres una bruja» «mala madre» «la madre de mi amigo le deja hacer todo». Palabras cual puñales herirán tu autoestima de madre o padre y te harán tambalear y, quizás, decidir que hay bastante tiempo para hacer de tu hijo una persona responsable, cuando sea más grande.
Si soñamos con una familia sin conflictos, soñamos en vano. En su lugar, preparémonos para prevenir y saber qué hacer cuando se presentan esos conflictos familiares. Pasar de la fatalidad del conflicto, a la oportunidad del conflicto.
Tú, mami o papi, eres el primer gran maestro de tu propio hijo. Ponle límites por el bien de él.
Como su primer maestro es imprescindible, por lo tanto, conocer los momentos psicológicos de tu hijo y saber qué puedes exigirle y saber, también, qué espera tu hijo de ti.
En la primera etapa de un niño de 0 a 6 años no existe la ley y, por ende, los límites.
Los primeros 6 años de la vida de un niño es una etapa maravillosa en la cual ellos perciben que todo es posible y desde esa manera particular de ver el mundo, va construyendo sus propias creencias. La familia es su principal grupo social del cuál extraerá sus primeros aprendizajes. Si en la familia no existe una idea clara de qué queremos enseñar a nuestro hijo, este irá aprendiendo de todas formas, por observación, prueba de ensayo error, imitación, etc. y establecerá sus propias leyes.
Tu hijo irá asociando sus conductas con las reacciones que provoca en el adulto.
Si le reímos cuando hace travesuras, le atendemos cuando está histérico, chillando, gritando…, pasamos por alto que no se responsabilice de sus tareas, estaremos reforzando esa conducta. Es como decirles: «adelante, chilla más, que mami así te hace caso», «adelante, haz más travesuras, que a la mami le hace gracia», «tranquilo, no pasa nada, si no cumples con tus tareas».
Lo peor que podemos hacer como padres es reforzar algunas conductas que sabemos que aún siendo inocentes, no son apropiadas que se repitan. Por ejemplo, decir palabrotas. Muchos de nosotros hemos recibido con sorpresa/ diversión el atrevimiento de algún niño pequeño al repetir palabrotas e insultos… Si reímos este tipo de conductas, él entenderá que es correcto. Y lo repetirá porque para él no está haciendo nada incorrecto. Lo mismo podemos decir de cosas que empiezan a hacer por curiosidad y no porque sean malos, maleducados, desconsiderados, porque a esa edad, tan temprana, no tienen capacidad de juicio pero si mucha curiosidad.
Los límites son necesarios para hacer de nuestro hijo una persona responsable, colaboradora, ordenada, amable…Cualidades que le ayudarán a su vez a afrontar sus primeros retos y conflictos en la escuela.
En el próximo post hablaré sobre qué tipos de normas se puede trabajar con los niños pequeños de 0 a 6 años y cuáles son los límites que tienes que establecer.
Deja una respuesta