Cómo saber si tu hijo tiene problemas emocionales.
Los niños tienen una necesidad enorme de sentirse queridos, de sentirse seguros y saber que alguien cuida de ellos.
A través de los cuidados, cariño, presencia y atención que les damos les ayudamos a sentirse valorados, a que se acepten tal y como son, a que se respeten, a que se aprecien y , por supuesto, de hacer lo mismo por los demás.
¿ Cómo saben los niños que sus padres cuidan de ellos?
Lo saben cuando les abrazan, cuando les dan besos, cuando les hablan dulcemente con palabras que les hagan sentir bien, alentándoles y animándoles en cualquier cosa que quieran hacer.
Si una niña quiere bailar le animan a hacerlo en lugar de quitarle la idea de la cabeza diciéndole que no se le da bien.
Si el niño siente que nadie cuida de él, empezarán los problemas psicológicos.
Creerá que hay algo que anda mal en él.
La consecuencia de la falta de cuidados y atención es en parte uno de los motivos de los suicidios ya que estas personas asumen que a nadie le importan ni le importarán.
Así mismo, los bebés faltos de cariño y atención son más vulnerables a las enfermedades y mueren con mayor asiduidad por falta de cuidados.
Los niños que sobreviven a la falta de cuidados y cariño por parte de sus padres tienen más probabilidades de meterse en el mundo de las drogas, la delincuencia e incluso llegar a cometer crímenes.
Recuerdo lo que más me llamó la atención sobre la historia de un asesino en serie.
Sus padres no hicieron nada por darle seguridad, cariño y cuidados de niño.
Desde pequeño estuvo expuesto a los ataques de ira de su padre que maltrataba a su pareja.
La madre, prostituta, no se dio cuenta del daño que hacía a su hijo al no protegerlo de cosas que no tenía por qué ver para su corta edad. Lo llevaba consigo a sitios que por edad no le correspondían.
Él, de mayor, sentía la contradicción de querer a su madre y odiarla por la infancia que le dio.
La mayoría de víctimas de este asesino fueron prostitutas.
Por un lado los niños necesitan sentirse queridos y aceptados tal como son. Por otro lado muchos padres se quejan de que cada vez existe más desconexión con sus hijos.
No los entienden porque no pasan tiempo con ellos y cuando lo hacen puede que la manera de relacionarse con ellos sea fría y distante.
¿A qué niño o adolescente le apetece pasar su tiempo con alguien que muestra indiferencia o hastío?
Alguien que está más pendiente de las noticias, de los programas basura, de lo que pasa en las redes sociales, de las telenovelas que de su propio hijo.
Alguien que no está dando los cuidados, atención y cariño necesarios para que su hijo pueda crecer mentalmente sano.
Si quieres que tus hijos te respeten, te quieran, te cuiden, debes fomentar en ellos esos valores desde pequeños.
Es muy importante no confundir cuidar y querer a nuestros hijos con darles todo lo que pidan.
Evitándoles el más mínimo esfuerzo. Malcriándolos, sin ponerles límites.
Porque todo eso también es dañino para su autoestima ya que se sentirán como personas dependientes de otros e incapaces de hacer algo por sí mismos.
Un niño que crece en una familia que no se hace cargo de él, que no se interesa por cómo está, que desconoce las cosas que le preocupa, que desconoce qué le hace feliz, es un desconocido para su familia.
Ese desinterés e indiferencia le duele tanto que poco a poco aprende a no sentirse dolido. Activa su mecanismo de defensa.
Si nadie le ayuda a desenredar el embrollo de sus emociones y sus creencias comenzará a construir barreras para que nadie más le haga daño.
Recuerdo el caso de una joven que sufrió acoso escolar durante su infancia.
En casa nadie se preocupó por qué pasaba días sin hablar. Por qué a veces estaba triste, irritada, de mal humor, sin ganas de comer, sin ganas de hacer deberes, sin querer ir a la escuela.
No sé si sus padres no pusieron suficiente atención a lo que le pasaba a su hija, si creían que era normal que ella se comportara así, o si tenían otros problemas que les impedían ver lo que estaba pasando.
A medida que esa niña fue haciéndose mayor activo su mecanismo de defensa y empezó a no sentirse ofendida ni dolida por cómo la trataban.
Comenzó a aislarse. A despreciar a determinadas personas. A no confiar en casi nadie. Su manera de protegerse era aislándose.
Posiblemente eso la ayudó a sobrevivir al acoso cuando era pequeña pero no se estaba dando cuenta de que ya era hora de destruir esa barrera de protección y permitir que la quieran y la aprecien y también permitirse a sí misma querer y apreciar a los demás.
Me imagino a esta chica llegando a ser madre sin haber gestionado sus emociones.
¿Qué tipo de madre crees que será?
¿Dará a sus hijos la atención, el cariño y los cuidados que no le fueron dados?
¿ Se convertirá en una persona insensible que aborrecerá a las personas débiles y obligará a sus hijos a ser fuertes?
El mecanismo de defensa en sí mismo es una bendición. Nos ayuda a sobrellevar ciertas circunstancias.
Lo malo es tener activado este mecanismo eternamente.
Un niño al que le gritan, le dicen que es tonto, que no sirve para nada, que es igual de insoportable que su padre por más pequeño que sea, se siente mal.
Se siente dolido y pronto construirá una muralla para protegerse de semejantes agresiones a su autoestima. Decidirá no sentir más. Aprenderá a evitar las emociones.
La consecuencia más directa es que no será capaz de gestionar sus emociones porque preferirá negarlas directamente.
Al bloquear sus emociones no será capaz de contagiarse o empatizar con las emociones de los demás. Será un hombre aparentemente de hielo. Insensible.
Una terapia o psicoterapia puede ayudarle a desbloquear esas emociones, reconectar con sus propias emociones y las de los demás.
Siempre estamos a tiempo de mejorar en nuestro estilo educativo.
Hoy es un buen día para preguntarte:
¿Cómo puedo influir positivamente en mis hijos?
¿ Mi estilo educativo está influido por como me criaron?
¿ Debo seguir esas pautas aún presintiendo que no están bien?
¿Cómo puedo ayudarles a ser personas integras y felices?
Foto: Andrew Neel
Deja una respuesta