Ana, pese a ser la única nena en la familia siempre sintió que no se la quería.
No sabe explicar en qué basa esta idea pero está segura de que se ha sentido, incluso, despreciada por sus padres y el resto de su familia.
Algunas veces, de la angustia de no saber por qué no era querida llegaba a la conclusión de que tal vez era adoptada. O algo peor, que algo malo había hecho y no lo sabía, que no era una buena hija, que había nacido mujer en lugar de ser hombre…y un montón de historias que se montaba con la ilusión de encontrar el por qué y resolver el enigma.
Ana, lo tenía claro, el día que supiera por qué no se la quería, cambiaría lo que fuere de ella con tal de ser querida.
La familia es nuestro primer entorno social y el más importante.
La calidad de vida de los miembros de una familia depende en gran manera de si la interacción entre sus miembros es agradable.
La asertividad en la familia
Una familia comprensiva ayuda a sus hijos a desarrollar un sinfín de habilidades y competencias emocionales: gestionar las emociones, resistencia a la frustración, buena autoestima y autoimagen, entre otras.
Una familia agresiva y violenta exige a sus miembros estar a la altura de sus expectativas amenazando constantemente el desarrollo de la personalidad de sus hijos y convirtiéndolos en seres vulnerables y faltos de confianza en sí mismos.
También existen las familias aburridas cuya máxima prioridad es hacer el menor esfuerzo posible, educando a sus hijos, inconscientemente claro está, como buenos vegetales.
Una buena familia debe poner una atención especial sobre las relaciones entre los miembros de su hogar.
Así pues en el seno familiar uno puede ser muy feliz o puede ser muy desafortunado.
La armonía familiar dependerá de la cantidad de atención que se dedique a las relaciones mutuas, a las metas comunes en familia y al respeto de las metas individuales de cada miembro.
Disfrutar de una relación familiar armoniosa y agradable ayuda a sus miembros a desarrollar una personalidad rica y diferenciada.
Crecer y vivir en una familia asertiva nos ayuda a sentirnos aceptados, queridos y valorados porque podemos expresar con total libertad lo que sentimos y pensamos, sin herir los sentimientos de los demás y sin sentirnos culpables por decir lo que pensamos.
Cómo no enviar un mensaje negativo sin quererlo
Existen pautas para fomentar el estilo de comunicación asertivo en nuestra familia.
Por ejemplo, podemos comenzar utilizando con mayor consciencia la palabra «pero» y cambiarla por la palabra «y»; ya verás por qué:
– Cuando converses con tu familia, escoge las palabras adecuadas y no olvides que tu objetivo no es lastimar, ni ofender, ni pelear, ni salir vencedora de la discusión.
Tu objetivo es encontrar una solución, reconocer, valorar, felicitar.
La utilización indiscriminada de la palabra “pero” puede quitar todo el valor positivo a lo expresado anteriormente a esta palabra.
Si le dices a tu hijo, “Me alegro que hayas aprobado pero que pena que no obtuviste un excelente” haces hincapié en la desilusión que sientes porque tu hijo no obtuvo mejores notas.
Tu hijo se desilusiona también porque se centra en la frase después del pero: «que pena que no obtuviste un excelente»
Si sustituimos el “pero” por “y”, el impacto de la frase será positivo y hará que tu hijo se sienta valorado y respetado: “Me alegro que hayas aprobado y creo que eres capaz de obtener mejores notas”.
¿Te animas a hacer este pequeño cambio cuando te comuniques con tus hijos?
Tu familia te lo agradecerá.
¡Cuéntame en los comentarios qué te parece esta idea!
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