Algunas veces la gente que vive a nuestro alrededor no se da cuenta de que nos estamos cansando y, de que desde nuestro silencio, estamos pidiendo a gritos a las demás personas un cambio de actitud. Más Responsabilidad. Más Colaboración. Más… Cuando no obtenemos respuesta a nuestra silenciosa plegaria, aguantamos hasta donde podemos. Unos más y otros menos. Como alguien diría, día a día, vamos cargándonos. Adivina por qué. Porque nos lo callamos. Tragamos y tragamos hasta que no podemos más y cuando ya estamos realmente hartos, escupimos las palabras como si fueran dardos venenosos listos para matar. Otros no tragan, sencillamente, disparan.
Y es que sin darnos cuenta muchas veces en lugar de pedir bien las cosas, a su tiempo, antes de sentirnos agobiados, utilizados, lo que sale por nuestra boca son puras quejas.
Y, ¿qué pasa cuando alguien se queja? Que no nos gusta oírlas.
En discusiones entre madre e hijos se pueden oír quejas como:
- ¿Nadie me va ayudar? ¡¿Helloooo?!
- Oh, qué bonito todo …¡y la cocina se limpia sola o qué!
- Yo lo tengo que hacer sola. Claroooo ¡Como soy un robot y no me canso!
- ¡Tira la comida. ¡No pasa nada! Como me cae del cielo.
- Como soy superwoman, lo hago todo en un plis y hasta me sobra tiempo, no te…
- ¡Nadie hace nada!
- ¡Todos son unos vagos, buenos para nada!
¿Cómo crees que hace sentir este tipo de quejas a los tuyos?
En el caso de peleas entre hermanos, se pueden oír cosas como:
- Ah, claro …como soy el mayor pringo yo no y ¿tú qué?
- Siempre poniéndote mis cosas y llevándote lo que no es tuyo. ¡Ya estoy harto!
- Ella pide favores y no los hace,¡ por qué tengo que aguantarle!
- ¿Qué pasa? que es tu hora de molestar o qué.
Durante muchos años de mi vida yo utilicé esta mala táctica porque era la única que conocía, la única manera de hacer saber a los demás que ya estaba harta. Primero aguantaba, aguantaba, aguantaba y , después, ¡reventaba! Una desproporción. Unas palabras. Unas miradas. Y que desde mi punto de vista estaba justificado. Se lo merecían. De alguna manera tenia que hacer saber que las cosas no se estaban haciendo bien en casa. Durante mucho tiempo lo hice así, sin siquiera plantearme si estaba bien o no. Si se hacia así o no. Supongo que normalice esta manera de hacer porque vi como lo hacían otras personas cercanas a mi durante mi infancia y estoy segura de que lo hicieron así porque ellas tampoco sabían hacerlo de otra manera.
Después de echar la bronca a todo Dios, y de quejarme hasta el hartazgo, las aguas no volvían a su cauce. Todo se complicaba más. Después de cada discusión aparecían los resentimientos, la rabia, la pena, la frustración, la desilusión….
Como puedes darte cuenta, quejarte, gritar, insultar…no es la mejor manera de solucionar o cambiar las cosas que queremos. Es una opción, sí. Pero no es la mejor opción.
En casa, menos mal, la manera de comunicarnos ha mejorado. Y con eso no quiero decir que ya no existen conflictos. Todavía existen desacuerdos. Discusiones. Pero las encaramos de otra manera. Si queremos que se haga o se deje de hacer algo solo tenemos que comunicarlo, de manera clara y asertiva. Pero no siempre resulta fácil. Como todo, es cuestión de no olvidarse y ponerlo en práctica.
En lugar de quejarte pide lo que quieres que se haga o se deje de hacer de manera clara y asertiva.
Por ejemplo, en lugar de decir:
- Ya esto harta de que tengas tu habitación como una leonera. Puedes decir, por favor, recoge tu habitación (sin dramatismo, sin victimismos) con un tono de voz lo más cálido y firme que puedas hacerlo.
- Hasta cuando piensas quedarte sentado en el sofá, te van a salir raíces. Puedes decir, es hora de hacer los deberes.
- ¿Nadie me va ayudar? ¡¿Helloooo?! Puedes decir, por favor, ayúdame.
- Oh, qué bonito todo …¡y la cocina se limpia sola o qué! Puedes decir, limpia y ordena lo que ensucias, por favor.
- Yo lo tengo que hacer sola. Claroooo ¡Como soy un robot y no me canso! Puedes decir, ayúdame así acabaremos antes y podremos jugar/descansar juntos.
- Como soy superwoman, lo hago todo en un plis y hasta me sobra tiempo, no te…Puedes decir, por favor, échame una mano con esto.
- ¡Nadie hace nada! Puedes decir, me gustaría que hicieras……….., por favor.
- ¡Todos son unos vagos, buenos para nada! Puedes decir, colabora en mantener la casa limpia, por favor.
Conseguir un clima armonioso en casa y convertirla en un lugar de crecimiento, cariño, ilusión, alegría, se puede conseguir haciendo peticiones en lugar de quejas. La próxima vez, antes de quejarte: para, piensa, busca las palabras adecuadas y pide 🙂
Deja una respuesta