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La semana pasada hice un podcast explicando por qué NO debes educar hijos obedientes y la razón es porque a la larga podemos estar preparando a nuestros hijos a ser personas manipulables y fácilmente influenciables y te explico por qué.
Nosotras queremos que nuestros hijos que sean personas críticas, que sean personas que defienden su postura con argumentos y respeto.
Pues el podcast ha sido controvertido. Ha tenido por un lado apoyo y es interesante que este apoyo viene mayormente de mujeres. Por otro lado ha provocado rechazo, la mayoría de hombres. Es un dato curioso e interesante.
Los que criticaron el anterior podcast lo hicieron dando por sentado que lo que yo estaba promoviendo era educar hijos desobedientes. Muchos se dejaron llevar por el título del podcast por qué no debes educar hijos obedientes. Si no has escuchado el anterior episodio te invito hacerlo antes de escuchar este para que sepas más o menos porque ha sido tan controvertido.
Quiero comentar contigo las críticas y apoyos que tuvo el anterior episodio donde hablé de que es mejor educar hijos críticos, respetuosos y responsables, que es la idea que quise transmitir y quizás no me expliqué bien.
Paso a leer los comentarios que dejaron en facebook para que tengas una idea de que piensan los adultos sobre por qué no debemos educar hijos obedientes.
Blanca dice “Me parece muy bien. Lo que no queremos es que haya niños manipulables”.
Alan dice “ obedecer es lo más puro, evita problemas y desastres en la familia y el mundo”.
Desde mi punto de vista no es así. De hecho creo que obedecer lo único que hace es darles un papel pasivo a los niños ya que se limitan a seguir lo que los demás creen que es correcto, enseñándoles que ellos no tienen qué plantearse si algo está bien o no, solo obedecer porque sí.
Luis dice “No podemos educar a los hijos desobedientes y me da mucha pena ver este tipo de publicaciones”.
Sergio dice “educar hijos que no son obedientes es la razón por la que hay tanto parricida”. Como si educar hijos obedientes a los padres pudiese evitar los conflictos.
Yo pienso que hay que enseñarles estrategias para afrontar los conflictos de manera constructiva y con respeto.
Jones dice “ educarlos rebeldes, contestones es una manera de crear un monstruo” y vuelvo a repetir yo en ningún momento dije que hay que educar a los niños contestones y rebeldes a cualquier norma o regla que se tiene en casa.
David dice “ la gente no está comprendiendo realmente el significado de la publicación porque aún no es tiempo”. Estoy de acuerdo con él porque el tema de la educación respetuosa todo y que lleva bastante tiempo promoviendose no es fácil cambiar la manera de educar si no eres consciente de qué tus padres te han educado de la mejor manera que sabían pero que carecían de estrategias para educarnos de otra manera. Este cambio ocurrirá de una generación a otra. Los hijos de mis hijas, si los tienen, estoy segurísima que serán educados de diferente manera en cómo yo las eduqué en sus primeros años porque no sabía nada y reproducí la manera agresiva en cómo me educaron a mí. Y no hablo de agresividad en el sentido de pegar, sino de tener poca empatía con mis hijas, de obligarlas a obeceder, de mimarles mucho a la vez y no poner límites, de poner límites de manera agresiva, de amenazarlas, de llegar a casa enfadada por algo y estar de mal humor con ellas. Y aún actuando así pensaba que lo estaba haciendo bien como madre ya que me dedicaba a ellas igual que su padre y creía que esa dedicación me hacía una madre que estaba educando personas con criterio propio.
Pero eso cambió cuando una de mis hijas arriesgo su bienestar para evitar que yo la regañara. Me tenía más miedo a mí que a cualquier otra cosa que le hubiese pasado un día que salió de fiesta. Si quieres saber los detalles escucha el primer episodio en el que hablo sobre qué puede pasa si tu hijo no confía en ti.
Por esa razón inicié el podcast, para compartir los errores y aciertos que cometí.
Para invitarte a realizar una introspección de cómo ha sido tu educación y no perpetuar la manera de educar autoritaria.
Yo sigo escuchado comentarios de gente que dice que que bueno que le hayan dado su merecido cuando se portaba mal, que gracias a eso es persona de bien. Lo que reconocen estas personas es que usarán la violencia con sus hijos si es necesario.
Hay otro comentario de Doris que dice “hay una etapa adecuada para aprender a obedecer, una etapa para hacer valer la postura personal y una etapa para aprender a negociar” Y es cierto, el niño pasa por diferentes etapas que como madres tenemos que conocer. Yo estoy muy de acuerdo en que tenemos que tener en cuenta estas etapas por las que está pasando un niño para poder comunicarnos mejor y ponernos en su sitio. No obstante, sea la etapa que sea el autoritarismo, utilizar amenazas, gritos, miradas fulminantes de rabia, chantajes, manipulaciones y todo lo demás, está por demás. No tiene cabida sea la etapa que sea. Tú siempre puedes hablarle a tu hijo con calma, con respeto. Doris finaliza su comentario diciendo “poner sobre la mesa este tipo de temas es irresponsable porque las masas “ ignorantes” sigue este tipo de publicaciones porque es lo que quieren escuchar.
Yo creo más bien que es un tema que hay que debatir y que debería ser una decisión conjunta de la pareja antes de tener los hijos cómo los van a educar, informarse y decidir en base a experiencias propias, de otras personas y lo que la ciencia va aportando en cuanto a desarrollo psicoemocional del niño.
Daniel dice “no es lo mismo niños obedientes que niños sumisos educados en un régimen autocrático donde hay abuso de poder y manipulación emocional”. Pues casi son términos similares. Obediencia es respetar, acatar y cumplir la voluntad de un tercero. El obediente no cuenta. Sumisión es comportarse como quiere y espera un tercero, en este caso los padres. ¿Ves alguna diferencia? Yo ninguna porque en ningún momento se expresa de que el obediente o sumiso tiene derecho a oponerse, a ser crítico, a pedir respeto, a poner límites a los demás.
Lobio dice “cuando se educa ya se educa para que sean personas con criterio”. Y estoy de acuerdo pero a veces el sentido común no es tan obvio. Por eso comencé el podcast, porque creía que yo enseñaba el respeto, el criterio propio, la independencia emocional, pero cuando realmente miras con detalle cómo estás educando, resulta que no.
Fercho dice “lo que tienen que educar son niños que sepan vivir en sociedad y no tener que aguantar a un niño malcriado que vive haciendo daño a la sociedad; en pocas palabras golpeando a otros niños”. En este comentario Fercho ha sacado un tema importante que nos invita a reflexionar e informarnos sobre los niños con trastorno de conducta. Como madres tenemos que aprender a reconocer cuando nuestros hijos están pasando por una etapa normal de desarrollo y están probando a ver si pueden ir más allá de los límites y que aún usando estrategias de educación respetuosa no funciona, en ese caso estaría bien acudir a aún psicólogo para descartar la existencia de una patología.
Saber cuando hay un desarrollo normal y cuándo hay señales de patología es un tema interesante para un episodio. Si te gustaría que trate el tema cómo reconocer si nuestro hijo tiene un trastorno de conducta o un trastorno negativista desafiante déjalo en los comentarios de este audio o en la web.
María Ortega por su parte nos dice “enseñar a obedecer sin cuestionar ayuda a que los niños que sufren violencia o abuso por parte de algún familiar o conocido no lo reconozca como agresor”.
Me parece muy interesante lo que dice porque el niño que crece en un entorno donde la violencia verbal, la violencia física, la manipulación emocional es frecuente en el día a día, hace que el niño “normalice” la manera violenta de relacionarse y puede tener dificultades en la escuela porque su manera de relacionarse es violenta, o el otro extremo, no se relaciona porque no ha aprendido a hacerlo.
Cuando llegan a la preadolescencia o adolescencia se dan cuenta de que su infancia no fue “normal” y es cuando surgen muchos problemas como mala conducta, conductas de riesgo como el consumo de drogas y alcohol, promiscuidad sexual, fracaso escolar.
Marcia dice “enseñar a obedecer es hacerle entender el porqué hacer o dejar de hacer las cosas. Nuestro reto como padres es respetar y que los demás nos respeten y no es una tarea fácil debido al tipo de sociedad que tenemos con esos modelos educativos que están diseñados para que el niño no piense ni razone”.
Yo añadiría que el reto de cambiar no es fácil básicamente por la falta de tiempo, por el desconocimiento de estrategias educativas respetuosas diferentes a las que nuestros padres han usado con nosotras tales como la amenaza, el castigo y también porque nos hace falta trabajar nuestra gestión emocional.
Yo a los niños con quienes trabajo cuando tengo oportunidad les digo tenemos derecho a enfadarnos, tenemos derecho a indignarnos, a sentir rabia, celos, miedo… todas las emociones que quieras y lo que tenemos que hacer con esas emociones es gestionarlas para poder responder al problema que tenemos delante de la manera más respetuosa posible, más constructiva posible.
Daniel González dice “sería bueno recordar que el niño pasa por distintas etapas y que sufren diferentes crisis de identidad y que a partir de ahí se da lugar a la formación de estructuras psicológicas más avanzadas. No obstante, creo que las preguntas interesantes serían: “¿es normal que un niño haga caso omiso a todo lo que se le diga ?” Yo digo que no, no es normal, porque cuando tratas al niño con respeto, cuando le hablas, cuando le pides su parecer, cuando le das espacio para que se exprese, normalmente colabora y cuando no lo hace puede que haya algún trastorno detrás.
También lanza esta otra pregunta “¿es normal que un niño no defienda sus argumentos según sus criterios y experiencias?”. Tampoco es normal, en clase yo veo que hay algunos niños que no abren la boca para nada, les da terror decir algo, no quieren hablar incluso con otros niños. Algunos han llegado a hacerse pis encima por no avisar que necesitaban ir al baño. Con esto no quiero decir que los niños de hogares con educación autoritaria sean así, depende también de la personalidad del niño. Pero si les enseñamos a decir lo que piensan con respeto, y les escuchamos, ese aprendizaje lo usaran en otros entornos y no supondrá ningún mal trago pedirle a un adulto permiso para hacer algo porque habrá aprendido que tiene derecho a pedir, a preguntar, a cuestionar.
Es interesante también que diga que “el análisis debe partir de ahí, de reconocer que es lo sano y qué es lo patológico y que hay que buscar el equilibrio. Es decir, que el niño acepte normas y patrones establecidos pero no de manera pasiva sino que sea capaz de adaptarse y a la vez ser capaz de resolver los conflictos y no caer en la frustración” que supongo que quiere decir no caer en la indefensión aprendida.
Alejandra dice “ yo por eso no uso frases que contengan las palabras obedecer. Les enseño mis hijos a hacer caso, a escucharme y les digo , dime, te escucho. También estoy usando técnicas para que sean personas conscientes y no actúen como borregos o el extremo, irreverentes.
Una mamá dice “me encantó el artículo, como niña abusada es muy difícil explicar lo que deseo para mis hijas”. Esta es una de las peores consecuencias de educar hijos obedientes a todo y a cualquier tipo de autoridad, sin diferenciar qué es lo correcto.
Algunas mamás con la idea de enseñar lo correcto para que su hijo conviva en sociedad a veces obligan a sus hijos a ceder ante las peticiones de los demás. Si alguien quiere un beso, pide a su hijo que bese incluso si ve que su hijo no quiere. Si alguien quiere su juguete la mamá le dice a su hijo que preste su juguete si quiere tener amigos. Hace todo eso sin preguntar a su hijo si le parece bien.
Para mí es muy importante que los niños sepan poner límites también a las demás personas. Hoy por ejemplo, había dos niñas que estaban jugando en el patio con arena y una de ellas de repente se tira al suelo y se tapa la cara con las manos, como haciendo una pataleta pero sin llorar, en silencio. La otra niña seguía jugando a su lado. Yo me acerco a ella y le pregunto si está bien y si quería explicarme qué había pasado. Se levanta y me dice que la otra niña no quiere jugar con ella. Le pregunto si le preguntó si podía jugar con ella. Me dijo que sí pero que no quería. Le pedí que volviese a preguntarle y le dijo “¿María, podemos jugar?” a lo que la otra niña contestó “no”. La Ruth de antes hubiese querido convencer a la otra niña a que tenía que jugar o sino se iba a quedar sin amigos. Miré a Maria y le dije hoy no quiere jugar, mañana tal vez sí. La tomé de la mano y le dije “tenemos un problema, María no quiere jugar hoy contigo. NO la podemos obligar a jugar contigo porque a lo mejor hoy quiere jugar sola o con otros niños, así que ¿qué puedes hacer para estar contenta y jugar como estabas haciéndolo hace un momento?”. Me miró, pensó un momento y me dijo, “ir a jugar con Carmen”. Me parece buena idea le dije y se fue con una sonrisa amplia en dirección a la otra niña.
Puede que con una intervención ambas niñas no perciban lo importante que es decir que no y no sentirte culpable por la tendencia de la sociedad a convencernos que tenemos que estar siempre dispuestas a sacrificarnos para evitar conflictos y que todo fluya. Para mí es tan importante enseñar a decir que NO cuando quieres decir que NO sin sentirte culpable o aceptar un NO sin sentirte ofendida o dolida.
Imagínate que hubiese pasado en el caso de que yo hubiera obligado a la niña jugar. Habría usado mi figura de autoridad para obligar a una niña a jugar por un bien común, pero si analizamos bien, esa niña sale perdiendo porque no dio su consentimiento.
Todos estos comentarios lo he querido compartir contigo para que veas que todavía hay un número de papás que no están de acuerdo con educar desde el respeto hacía el niño. La educación es en un solo sentido, de los padres a los niños. Los niños no se hacen responsables de su conducta, solo obedecen. Los niños respetan lo que diga el padre y punto. Todavía se ve normal mandar, que obedezcan y callen. Para este tipo de padres esa es una buena educación.
Ahora bien todo este debate que causó el episodio de por qué no debes educar hijos obedientes se merece una argumentación teórica que sustente la experiencia personal que compartí contigo en el anterior episodio.
Así que pasaré a explicarte cómo funciona el uso del poder en la familia.
Para ello he elegido el estudio que hace de Carlo G. Soto en su libro “La ética de la tribu: Poder, dominación y sumisión”.
El autor dice “el hombre más poderoso es el dueño de sí mismo” y eso fue lo que quise transmitir en mi anterior podcast. De dar espacio para que un niño pueda sentir que puede explicar lo que siente, piensa, sin ser penalizado si no cumple con sus responsabilidades. Al contrario que haga las cosas porque está convencido de que las tiene que hacer.
El autor nos dice que el poder se sustenta del miedo y que se legitima con la mentira y se impone con la agresión porque el poder es violencia.
Hay que reconocer que hay diferentes tipos de poder. Uno es el poder que mata el espíritu, que sería el poder sobre otro y se expresa como dominación y control; el que promueve el autoritarismo. El otro poder alimenta el espíritu. Es decir, promueve el poder personal.
Nosotras tenemos el poder de empoderar a nuestro hijos. También tenemos el poder de matar su espíritu.
A nivel de sociedad existen también estructuras de poder. El autor señala 3 tipos:
- El poder de la dominación directa a través de la tradición. Es decir, seguir haciendo algo porque siempre se ha hecho así. Existen familias que piensan que dar una bofetada es enseñarle a tiempo a un niño cómo tiene que comportarse y que no pasa nada, no se va a traumatizar.
- El poder de la dominación estatal que se ejecuta a través de todas las leyes que existen de nivel político, económico, institucional.
- El poder de la propaganda. Es decir, hacernos creer que tal como funciona nuestra sociedad no debe cambiarse porque todo tiene que funcionar de alguna manera y algunos tienen que cumplir un rol para que todo se pueda mantener como está. Este poder usa la persuasión de las masas, de la sociedad y, a veces, incluso para mantener este poder se recurre al uso continuado de la violencia.
Si nosotros no enseñamos a nuestros hijos a reconocer estos tipos de poderes que hay y que se ejercen y que en algún momento de su vida van a intentar manipularlos directa o indirectamente para hacer con ellos lo que quieran, entonces tus hijos serán personas vulnerables.
Por eso dije en el anterior podcast que prefiero educar a mis hijas críticas, “rebeldes” si quieres, que sepan analizar lo que está pasando, qué tipo de poder quieren ejercer sobre ellas. Que piensen qué es lo correcto y aunque se equivoquen, si a ellas algo no les parece bien, de manera respetuosa se nieguen a hacer aquello que les piden.
Russell, un filósofo, nos dice “estos tres tipos de poder se frenan educando individuos críticos a estas estructuras”.
Pero ¿cómo un niño puede aprender a ser crítico si no hay predisposición, ni espacio para desmontar esa estructura de poder y pensar en cómo se podría mejorar si no es en casa hablando con su familia?
El autor también dice “en la familia aunque existen leyes que protegen a los niños solo intervienen las instituciones que los protegen cuando la violencia es descarada, cuando hay un maltrato, cuando hay un abuso”.
Pero cuando hay un maltrato psicológico, cuando hay un abandono psicológico, por ejemplo, las madres que ignoran las necesidades de sus hijos y pasan muchas horas fuera de casa o navegando por internet, ¿quién ayuda a estos niños?
Los estudios antropológicos dicen que en la familia se usa diferentes a su vez diferentes tipos de poderes. A ver si reconoces cuál o cuáles utilizas y con qué objetivo.
- El poder coercitivo que sería castigar, premiar, chantajear para que los miembros de tu familia hagan lo que quieres.
- El poder persuasivo que sería intentar convencerles de que las cosas se hacen así por su bien.
- El poder de la posición que sería dejar claro quién manda en casa y punto.
- El poder personal o el de carisma, que son las personas que se ganan el cariño y admiración de los niños.
Independientemente del poder que utilices el niño va amoldarse a las reglas familiares sean cuales sean esas reglas porque el niño se adapta para encajar en ese círculo al que quiere pertenecer, su familia. Hará lo posible en la adolescencia para encajar en el círculo de amigos al cual quiere pertenecer y al grupo en la sociedad en el que estará inmerso cuando sea adulto.
Si el mensaje que le damos al niño solo es de que se tiene que adaptar entonces no está entrenando su capacidad para ser independiente, para poder elegir y para poder decidir por sí mismo; sino que practica para encajar en la cultura en la que se encuentra inmerso.
Y para mí esto es lo peligroso porque tú y yo sabemos que la sociedad no es perfecta y hay muchas cosas que se pueden mejorar y si queremos niños con criterio personal, ¿ cómo podemos enseñarles a serlo si les estamos diciendo casi siempre que acepte lo que ya existe como bueno?
Educar a ser responsables en lugar de obedientes les ayuda a pensar por sí mismos, a decidir si eso que existe se tiene que cambiar.
Cuando a un niño no se le acostumbra a decidir entre dos o tres opciones pensadas por ti como adulto responsable, no se le da responsabilidades, no se le ponen límites de manera sana, no se le da espacio para que pueda hablar, para que pueda comunicar y decir cómo se siente, qué opina… lo estás educando solamente para encajar dentro de la sociedad, aprender bien las lecciones de sumisión e interiorización de todo tipo de poder con lo que verá como natural que ejerzan algún tipo de poder con él posteriormente.
Serán parte de esa mayoría que siguen leyes que por sentido común dirías tú que es una locura seguirlas como por ejemplo leyes que permiten encerrar en celdas a niños menores de edad hijos de inmigrantes que a diario cruzan la frontera de México a Estados Unidos.
Sabemos que existen leyes que protegen los derechos de los niños del mundo, sabemos que estos niños no son criminales, más bien son víctimas pero sin embargo con nuestro silencio avalamos unas leyes que violan sus derechos y pasan por encima de ellos.
Por eso pienso que no hay suficientes personas indignadas que denuncien lo que está pasando, incluso diría que hay personas que aceptan como una consecuencia natural que estos niños estén enjaulados porque sus padres quebrantaron una leyes.
Es importante que sepas que tu “familia es el eje reproductor y transmisor donde tu hijo aprende y socializa, supuestas y reales, tradiciones, sometimientos, miedos y traumas…”. Es decir, que si no decides cómo quieres educar a tu hijo lo mas probable es que lo hagas cómo se ha hecho en muchas familias hasta ahora: a través de la imposición de normas, a través de restricciones, a través de premios y castigos.
El niño que aprende a vivir desde pequeño en un mundo de restricciones, de castigos, de imposiciones… interioriza que esas normas son un hecho natural porque las ha vivido desde siempre y no tiene porqué pensar que existe otro tipo de relación con sus padres, desde el respeto y el amor, por ejemplo, y se relacionará cómo le enseñaron.
De adulto posiblemente se dé cuenta de que la relaciones familiares no han sido las más adecuadas, pero también puede que no, puede que continue transmitiendo ese tipo de educación, de generación en generación.
El objetivo de este episodio es el de poner sobre la mesa el por qué no debes educar hijos obedientes para romper esa cadena de sumisión, para que uses el poder que tienes como madre o padre para alimentar el espíritu de tu hijo para que sea la mejor versión de persona que está llamada a ser en este mundo.
También para que te des cuenta que es en la familia donde descaradamente se ejerce algún tipo de poder. Por ejemplo el que tiene algún tipo de poder (los adultos, hermanos mayores…) se comportan dominantes con los que considera que no se pueden defender.
Los estudios sobre personas que abusan de otras, delincuentes, los que cometen actos como por ejemplo violaciones, dicen que si la víctima no se muestra obediente, ni sumisa sino que se resiste ellos suelen desistir porque les gusta poder dominar la situación y cuando no pueden hacerlo suelen ya no les es tan atrayente.
El autor dice que “ese sometimiento del ejercicio del poder, en gran parte de la sociedad, todavía no se ha erradicado en sociedades avanzadas. Dentro de la familia antropológicamente instaurado, el hombre domina a la mujer y mientras eso no cambie continuará habiendo asesinatos por violencia machista porque él que cree que tiene el poder considera que todo lo que existe en la familia, los miembros, le pertenecen.
En el caso de los niños también hay dominación porque erróneamente se cree que nuestros hijos nos pertenecen, los vemos como algo nuestro y que podemos hacer lo que nos dé la gana, por algo son nuestros hijos. Algunas familias suelen decir son mis hijos y hago con ellos lo que me dé la gana.
Yo discrepo de esta horrible toma de posición de poder de una vida que si bien vino a través de nosotros, a través de las mamás, no nos pertenece.
Otro dato importante por si aún no estás dispuesta a repensar el educar hijos responsables más que obedientes es que sepas que todo ese autoritarismo extremo puede dar lugar a un caso de indefensión aprendida que básicamente es la desesperanza descrita por Seligman y Maier que es la afectación de la formación de expectativas. Es decir, que si durante mucho tiempo tu hijo ha sentido que aunque haya hecho las cosas bien se le castigaba o premiaba y cuando hacía las cosas mal se le castigaba o premiaba y no le explicabas que su conducta tenía relación con las consecuencias aprenderá a disociar, a no relacionar que lo que hace tiene un resultado. Aprenderá que las cosas pasan porque si. No tendrá claro porqué. A veces pensará que todo lo malo que le pasa es por culpa de los demás y de todo lo bueno es gracias a los demás. Para esta personita pase lo que pase ella no tiene el control de su vida. Y cuánto más se convenza, más cosas dejará de hacer porque habrá tirado la toalla tras años de intentar demostrase a sí misma que era capaz de pensar, de decidir, de defender su postura con respeto y valor.
Este sentimiento de indefensión aprendida es la semilla de la depresión.
Créeme que educar desde el respeto, ayudándole a alcanzar su máximo potencial es la educación que hará de tu hijo una persona valiente, motivada, empática, creativa… No es una tarea fácil y para ello necesitarás diferentes estrategias. Tienes podcasts dedicados a:
estrategias para que te hagan caso,
estrategias para que seas más empática con tu hijo,
estrategias para ponerles límites sanos sin dañar su autoestima.
Espero haberte aportado algo nuevo. Si quieres que profundice en algún tema déjalo en los comentarios.
Hoy han salido temas como:
- Cuales son las etapas de desarrollo de los niños y qué estructuras psicológicas tenemos que tener en cuenta para entenderlos mejor.
- Cómo podemos reconocer cuando un niño no es desobediente sino que tiene algún trastorno que afecta la capacidad de auto responsabilidad como pasa en los los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad, trastorno negativista desafiante, trastorno de conducta, trastorno bipolar y cómo educarlos teniendo en cuenta las enormes dificultades.
- O, no sé, otra temática que quieras que hable con detalle.
Para la semana que viene tengo previsto tratar el tema de por qué no debes etiquetar a tu hijo de malo o de hijo bueno y cuáles son las consecuencias.
Deja tus comentarios para ver de qué manera puede serte mas útil.
También me gustaría saber ¿qué crees que puede ser lo más difícil de educar hijos responsables y NO obedientes?
¡Feliz semana y disfruta de tu familia cada día!
Totalmente de acuerdo, Ruth, hoy por hoy no debemos educar hijos sumisos, eso para que puedan defender sus derechos sus ideales y ser autónomos, no dependientes esperando la opinión de alguien para poder hacer algo, antes por nuestra culturas y la ignorancia de nuestra, gente nos enseñaron a ser obedientes sin cuestionar si esta mal o bien la orden
Cierto Emilia! El primer paso es ser conscientes y luego poco a poco relacionarnos de manera respetuosa con nuestros hijos. Es tan precioso poder tener una conversación genuina con los niños sin ver en sus ojos temor o desconfianza.
Si quieres proponer un tema, solo tienes que dejarlo aquí en los comentarios.
Gracias por comentar.
¡Un abrazo!
En total desacuerdo con usted, los niños necesitan límites y limitaciones y tienen que aprender también a obedecer normas puesto que a lo largo de su vida las encontrarán por todas partes,con un niño pequeño no se puede dialogar,no hacerle entender motivaciones ni darle criterios,o usted no va a obligar a su hijo a ir al colegio si no quiere ir?Y no lo va a obligar a comer sano si solo quiere comer dulces?Le puede dar criterios y argumentos a un niño de 3 años?.
En fin,solo hay que ver como está la juventud de hoy esa que viene del diálogo y la no obediencia.
Solo piensan en divertirse ,alcohol,drogas y sexo,sin límite y sin control.Porque nadie les enseñó donde están los límites.
Si usted llega tarde al trabajo,lo sancionan,si usted no paga los impuestos le embargan la cuenta,si usted agrede a alguien va a la cárcel y así p0demos seguir en todos los ámbitos de la vida adulta,igual que esos actos tienen consecuencias (por desobediencia de una norma)los niños también deben saber que si desobedecen sus actos tendrán consecuencias (castigo)y los padres están en el derecho y la obligación de educar a sus hijos en la obediencia,así tendremos una sociedad en armonía.
Hola María, gracias por tu comentario. Yo también considero que los límites son importantes para acompañar a nuestros hijos. Solo difiero en la manera. Me niego a tener que levantar la voz, amenazar o castigar porque así los niños no aprenden a gestionar sus emociones, ni a planificar sus respuestas a los acontecimientos y a cambiar su conducta. Aprenden a obedecer, a ser sumisos o rebeldes, esto dependerá de la personalidad de cada niño. Tengo un podcast que habla sobre cómo poner límites de manera sana, sin dañarlos. Escúchalo y me dices que opinas.
Un abrazo