Por qué se frustra un niño. ¿Qué es la frustración? ¿A qué edad aparece? ¿Se tiene que evitar que nuestros hijos se frustren? ¿Tenemos que seguir los consejos de especialistas y enseñarles a superar la frustración? ¿Cuál es el beneficio de que aprenda a superar la frustración? ¿Cómo sé que mi hijo está frustrado? Estás son algunas de las dudas que nos surgen como madres.
Hace poco nació la hija de una amiga. Entre risas y preocupación me explicó que su hija, cuando no podía tomar el pecho, se frustraba. ¿Se frustraba? ¿Puede existir la frustración a edades tan pequeñas? Y si es así, ¿tenemos que evitar que nuestros hijos se frustren?
Algunos mamás, sobretodo las primerizas, están dispuestas a hacer cualquier cosa para evitar cualquier tipo de sufrimiento a sus retoños. Pero ¿hasta qué punto es aconsejable evitar que se frustren?
Un niño se frustra porque no puede hacer algo u obtener algo. Su frustración se transforma entonces en tristeza, enfado, angustia o ansiedad.
Los más pequeños, entre los 2 y 4 años, pegan y/o muerden cuando se sienten frustrados.
A ninguna mamá le gusta ver a su hijo triste o enfadado, así que parece lógico que evite cualquier situación que produzca frustración a su hijo.
Pero lo lógico a veces es contraproducente.
A TU HIJO LE HACE BIEN RECIBIR PEQUEÑAS DOSIS DE FRUSTRACIÓN
No, no me he vuelto loca.
Para que tu hijo aprecie la vida, pueda salir adelante pese a los problemas y sea feliz, debe aprender a convivir con situaciones frustrantes.
POR QUÉ SE FRUSTRA UN NIÑO
Desde los 2 hasta los 3-4 años tu hijo piensa que es el centro del mundo.
Ese egocentrismo no le deja ver más allá. No toma en cuenta las necesidades ni los deseos de los demás.
Pero no por eso le tienes que dar toooodo lo que pide sin valorar antes si es adecuado o no para él. O incluso por no verlo triste o para evitar una pataleta. NO le estás haciendo ningún favor.
Estás siendo participe de la creación de un pequeño emperador tirano que pese a su tamañito te dominará.
Pero lo peor es que conseguirás todo lo contrario de lo que querías. No será una persona feliz sino infeliz. Una persona incapaz de hacer frente a las dificultades por sí solo. Una persona que esperará a que los demás solucionen su problema.
Un niño a quien no se le ayudó y motivó a desarrollar su tolerancia a la frustración, en la edad adulta como no soporta la frustración intentará conseguir lo que quiere a cualquier precio, y no me refiero a esfuerzo sino a la fuerza.
O bien se sumirá en la tristeza porque se sentirá incapaz de superar o solucionar esa situación frustrante, pudiendo derivar a la larga en depresión.
Mucho me temo que detrás de los malos tratos, violencia de género y otras atrocidades son consecuencia de una baja tolerancia a la frustración, entre otras causas por supuesto.
Pero volvamos a los niños, que aún estamos a tiempo.
¿Cómo podemos enseñarles a desarrollar su capacidad para tolerar y superar situaciones frustrantes? ¿Cómo hacemos que acepte que algunas cosas no están permitidas?
Para ello es útil que sepas reconocer si tu hijo tolera o no la frustración.
CÓMO SABER SI TU HIJO TIENE BAJA TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN
1. Son impacientes e impulsivos
Te pide un helado y le dices que hoy no puede ser y rompe a llorar y a patalear porque lo quiere ya aunque esté haciendo un frío que pela.
Se enfada porque no sabe como encajar las piezas de un puzzle y acaba tirándolo por el suelo.
En un juego cualquiera, sobre todo los de mesa, si pierde se enfada y no quiere parar de jugar hasta ganar.
No sabe esperar. No hay después. Todo es ahora y ya. Y no cesará hasta conseguir lo que quiere, incluso recurriendo a las temidas pataletas.
2. Son exigentes y mandones
O todo o nada. Se muestran ansiosos. Incapaces de vivir o seguir adelante sin aquello que no puede obtener. Pueden llegar incluso a deprimirse.
3. Rígido como una tabla y menos flexible que un palo seco
O se hacen las cosas como él quiere o prefiere no participar. Es una persona que no se adapta fácilmente a las situaciones o los cambios de planes.
Si está jugando o mirando la televisión y le pides que te ayude, suele pensar que le estás molestando y reacciona muy mal, negándose a ayudar.
Un niño con tolerancia a la frustración es capaz de adaptarse a los cambios de planes. Mamá no le dijo que le ayudará pero al final si. Cuando se lo pide puede que proteste un poco pero acepta ayudar. El otro niño en cambio la lía parda.
4. Todo es injusto
Todo aquel que vaya en contra de lo que desea es un ser despreciable. Alguien que le hace la vida imposible. Sobre todo porque cree que él se lo merece toooodo y no entiende porque los demás se oponen a sus deseos.
5. Pensamiento radical
Todo o nada. Blanco o negro. O conmigo o contra mí.
CÓMO AYUDAR A TU HIJO A DESARROLLAR LA TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN
Si has detectado alguna de las características descritas en alguno de tus hijos de manera regular, no te preocupes o busques culpables, no sirve de nada.
Te animo a que te pongas manos a la obra y le ayudes. Nadie mejor que tú.
Aquí van las pautas:
1.Deja que tu hijo aprenda a hacer las cosas por sí mismo
Ya sé que te da penita, que lo ves muy pequeñito. Que tú sufriste y no quieres que tu hijo pase por ello, etcétera. No te voy a dar la contra porque es así como debe de ser, pero sin exagerar.
Que no sabe ponerse los zapatos, enséñale. Que no puede alcanzar algo, primero deja que busque una solución. Y solo después de que lo intente, ayúdale lo justo.
Si puedes lograr que sienta que puede hacer cosas por sí mismo cada vez se verá más capaz, ganando así en autoconfianza y autoestima.
Si se lo das todo masticadito, le estás privando de sentirse capaz y disfrutar de sus logros.
Por favor, no seas de las mamás que visten a sus hijos como si fueran muñecos de trapo. Las que no piden colaboración.
No hace falta que te explique más, ¿verdad?
Déjale que aprenda, que se equivoque, que busque soluciones, que encuentre otros caminos para llegar a su objetivo o cambiar de objetivo. Uno que esté más acorde con sus posibilidades en ese momento.
2. Tus actos son más poderosos que tus palabras
Ya puedes deshacerte en explicaciones que si tu hijo te ve a ti perdiendo los estribos porque algo que no te salió como querías (frustración), él hará lo mismo. Así que piénsatelo dos veces.
3. Enséñale a esforzarse
Enséñale que las cosas se consiguen con trabajo. Para mí la cultura del esfuerzo es invertir horas para obtener aquello que quieres.
Te explico una anécdota para ilustrar el punto.
Un día caminado por la playa, junto a mis sobrinas, vimos un grupo musical. Mi sobrina pequeña se quedó impresionada por como tocaba uno de ellos el piano.
Cuando acabaron de tocar me dijo ‘me gustaría poder tocar así’.
Si quieres puedes- le dije. Solo tienes que estar dispuesta a practicar, practicar, practicar. Al principio te parecerá complicado pero poco a poco cada vez sabrás más y te parecerá todo más sencillo.
¿En serio?- me contestó. Dicho así parece fácil hacer cualquier cosa.
Para mí ese es el secreto.
Todavía recuerdo la cara de alegría que puso mi hija cuando aprendió a patinar hacía atrás. Se había caído tantas veces que cuando lo logró se puso muy contenta.
Nosotros la animábamos mientras lo intentaba. Hasta le hicimos unos amortiguadores de espuma para que las caídas no fueran tan dolorosas. Ella quería patinar como su hermana mayor. El precio era aceptar que se caería algunas veces para poder aprender.
4. No cedas ante sus rabietas
Cuando se sienta frustrado intentará conseguir lo que quiere a toda costa. Si tú cedes lo que está aprendiendo es que de esta manera puede conseguir lo que quiera.
Si tu hijo monta rabietas y/o pega, Aprende a cómo controlar sus rabietas aquí.
5. Enséñale a pedir ayuda
Cuando les explicas que tú alguna vez no supiste hacer algo y pediste ayuda, ponen cara de ‘Eh, ¿tú tampoco sabías?’
Ayúdale a reconocer sus propios límites y a entender que a medida que crezcan sabrán hacer más y mejor las cosas.
Te explico otro ejemplo.
En la playa jugando a voleibol con mi sobrina de seis años, y después de que ella intentase golpear la pelota sin éxito, se dio la vuelta cabizbaja para sentarse.
Estaba muy enfadada. Ella quería jugar como los mayores. No entendía cómo ella no podía y los demás sí.
Hablé con ella y le pregunté qué le pasaba (yo lo sabía, pero le pregunté para que expresara su enfado).
Me dijo que le daba rabia no poder jugar bien. Dejé que hablará y luego le expliqué que poco a poco lo haría mejor. Que yo también al principio no sabía jugar. Que me enseñaron cómo hacerlo y que practiqué mucho. Y que ella también podía practicar y aprender poco a poco. Se animó y volvió a intentarlo con mejor actitud.
Si ves a tu hijo con los morros hasta el suelo pregúntale ¿qué puedes hacer en lugar de enfadarte? ¿qué puedes hacer en lugar de dejar de jugar?
6. Jugar al role playing
Juega con él a imaginar situaciones frustrantes y pídele que elija diferentes maneras de solucionarlo.
Yo planteé esta situación. Una niña quería hacer pompas de jabón y le pidió a su mamá que se la comprará. Su madre dijo que no.
El objetivo era buscar otra manera de satisfacer su deseo. Las respuestas fueron: que la niña podía hacer pompas usando jabón de casa, que podía jugar a otra cosa, que podía pedirlo como regalo de cumpleaños.
7. Dale refuerzo positivo
En lugar de hacérselo todo, déjale que haga las cosas por sí mismo y felicítale por ello. Describiendo lo que no podía hacer y lo que ha conseguido.
¿Te has dado cuenta que ya puedes ponerte la chaqueta solo? ¿Me alegro por ti? Debes estar muy orgulloso de ti mismo ¿verdad?
Ahora que sabes cómo ayudarle a desarrollar su tolerancia a la frustración, es importante que sepas en qué situaciones suele frustrase un niño.
CÓMO SABER SI TU HIJO ESTÁ A PUNTO DE FRUSTRARSE
Al igual que observas en el parque que tu hijo no sufra accidentes, lo mismo puedes hacer aprendiendo a detectar situaciones desencadenante de episodios de frustración.
Existen 4 situaciones en las que los niños se frustran
Pon atención.
1.Cuando está manipulando un objeto
Cuando son pequeños muchas de sus habilidades motrices todavía no están desarrolladas. Por eso les cuesta ponerse la chaqueta, calcetines, pantalón, etcétera.
Estate atenta cuando lo esta haciendo por primera vez, ya que si no es capaz necesitará tu ayuda, tu guía, tu orientación, tu paciencia y ánimos.
Ni se te ocurra hacérselo tú. Deja que aprenda que si algo no sabe hacerlo, con ayuda y práctica lo logrará.
2. Cuando se dan cuenta que hay cosas que no pueden hacer por su tamaño o edad
Hay cosas que por su tamaño, fuerza, destreza no pueden hacer aún. Pero ellos no son conscientes de ello hasta que ven que no pueden.
Por eso lo que le enseñes tiene que ser adecuado para su edad.
Si tiene 2 años un puzzle de 4 piezas es adecuado. ¿Verdad que no se te ocurriría comprarle uno de 50? Se frustraría y por más ayuda que le dieses no lo haría porque cognitivamente todavía no está preparado.
El nuevo aprendizaje debe tener el nivel adecuado de complejidad como para que tu hijo pueda hacerlo por sí mismo o con un poco de ayuda.
A medida que vaya desarrollando sus habilidades crecerá también su autoconfianza y su autoestima.
3. Cuando le impides hacer algo
Aquí hablamos de límites. Qué le dejamos hacer y qué no por su propio bien.
Pero no conviene negarle a todo lo que quiera hacer tu hijo porque sí.
Si lo presionas mucho y no le dejas hacer nada se sentirá acorralado. Presionado. Lo más probable es que al final reaccione portándose mal.
Si quiere ir por el bordillo de la acera y ves que tambalea, en lugar de prohibirle, cógele de la mano.
A la hora de poner límites sé firme. No autoritaria.
No uses un “porque sí”, como argumento para poner límites. Lo único que lograrás es que sienta que lo tratas mal.
Háblale. Explícale por qué. Anímale a hacer otras cosas que sí puede. Pacta con él.
Te explico otra anécdota relacionada con los límites.
Ana, de 5 años, es una nena que le gusta sentirse libre para hacer lo que quiera. Ponerle limites es coartarle su libertad, con lo que ella hace lo posible por salirse con la suya.
En una ocasión, observé que utilizaba mucho jabón para lavarse las manos, estaba malgastando. Le dije que usará menos.
Al día siguiente hizo lo mismo. Le recordé lo que le había dicho el día anterior, me miró se encogió de hombros como diciendo y qué.
Al tercer día le dije: Mira Ana, te explicaré por qué no debes usar mucho jabón. Ves ese agujero en la pica. Detrás hay un tubo que lleva el agua y jabón que usas al mar. Si usamos mucho jabón contaminamos el mar y los peces mueren.
¡Funcionó!
Ahora cada vez que se lava las manos me dice: mira Ruth solo me pongo un poco porque sino los peces se mueren.
4. Frustración provocada por otros niños
Seguro que más de una vez tu hijo ha venido llorando hacia ti porque otro niño le quitó su juguete, o no le dejó jugar.
O al revés. Alguna madre se acercó a decirte que tu hijo hizo llorar al suyo.
En niños pequeños esta situación es habitual porque hasta los 3-4 años les cuesta pensar en los deseos de los otros niños. Están en la etapa egocéntrica. Él es el centro de su mundo.
Si es el que quita o no presta su juguete, tacharlo de malo y de egoísta puede dificultarle el desarrollo de su autoestima y su personalidad.
Si pega, explícale que no lo haga, con firmeza y argumentando por qué no se pega.
Sí quita el juguete a otro niño, enséñale a que pida permiso para jugar con él.
Si el otro niño, o tu hijo no quiere jugar o prestar su juguete, respeta su decisión.
Cuando se sienta menos amenazado ya verás como si se lo pides de nuevo estará dispuesto a ceder.
Recapitulemos.
La frustración no es mala. Aparece para que nos demos cuenta de que muchas cosas no las haremos a la primera y que necesitaremos esfuerzo y perseverancia para desarrollar las habilidades necesarias para lograr nuestro objetivo.
Quédate con con este resumen.
¿Qué puedes hacer para ayudar a tu hijo a desarrollar la tolerancia a la frustración?
- Darle oportunidades para que aprenda a hacer las cosas por sí mismo.
- Motivarle, ayudarle y animarle.
¿Qué necesitas para hacerlo bien?
- Tener paciencia.
- Tener claro que está permitido y que no. Normas, pocas y claras.
- Tener claro cómo ayudarás a tu hijo cuando esté frustrado: ayúdale a expresar el motivo de su frustración; explícale que las cosas a la primera no suelen salir bien, que requiere práctica; que le saldrá con el tiempo y que requerirá su esfuerzo y paciencia; que si hace falta tú le ayudarás.
Te dejo el enlace de dos cuentos que puede usar para ayudar a tu hijo a entender la frustración.
Y tú, ¿qué estrategias utilizas para ayudar a tus hijos cuando se frustran?
Muchas gracias Ruth, la verdad me he sentido identificada en las situaciones que comentas, tengo una niña de tres años, y esta en esa etapa!.. espero seguir leyendo tus consejos, un saludo
Hola Isabel
Me alegro que el artículo te haya servido para entender mejor a tu hija. Tres años, una edad maravillosa. Disfruta del tiempo que pasáis juntas.
¡Un abrazo!
Interesante tía muy bonito felicidades…. Me servirá de mucho ?
¡Gracias por comentar! Me alegro que mi trabajo te sirva y te parezca útil.
¡Un abrazo enorme!