• Skip to primary navigation
  • Skip to content
  • Skip to footer

Inteligencia Emocional en Casa

Ideas, consejos, técnicas y estrategias para educar personas maravillosas, personas con inteligencia emocional

  • INICIO
  • ACERCA DE
  • BLOG
  • PODCAST
  • SOBRE MÍ
  • SERVICIOS
  • CONTACTO

Cómo hablarle a tu hijo si va mal en la escuela

escrito por Ruth Zarco Leave a Comment

 
Hoy te hablo sobre cómo hablar a tu hijo si va mal en la escuela. Un sermón no sirve de nada, ayudarle a buscar soluciones sí. 
Que te traigan malas notas a casa cuando tu te rompes la espalda trabajando para que no le falte nada a tu hijo, molesta. Ese enfado nos puede hacer olvidar centrarnos en identificar por qué está suspendiendo nuestro hijo. Podríamos acusarles de vagos. Podríamos pensar que son tontos incluso. 

Ana recuerda así su primera experiencia como mala alumna.

Aunque recordaba haber sonreído al ver el sol tan cálido y agradable esa mañana de camino al colegio, ahora parecía que todo era gris. El cielo, su clase, incluso su vida.

-Ten, estas son tus notas- le dijo su maestra-, dile a tu madre que quiero verla.

Ana se quedó blanca al ver los cinco suspensos. El trimestre anterior ya había suspendido dos.

-No quiero saber tus historias- recordó como le gritó su madre-, tú haces tu trabajo, que es estudiar, y yo hago el mío que es mantenerte y darte un techo donde vivir y algo que llevarte a la boca. ¡No te pido más! ¿Tan difícil es?

Su madre tenia razón. Había descuidado los estudios. Era muy difícil organizarse, sobre todo cuando todo dependía de una misma.

Ojalá no tuviera que estudiar- pensó-, ojalá todo fuera más fácil.

Cogió las notas y comenzó a temblar ante la idea de enfrentarse otra vez a su madre.

¿Qué le iba a decir ahora? ¿Qué de nuevo le iba a contar?

¿Debía decirle acaso que a veces perdía el hilo de la clase por estar más pendiente de lo que decían sus amigas?

¿Debía acaso ser el bicho raro que va sola por el mundo y no hacer caso a nadie?

Ya es muy tarde-pensó-, que sea lo que Dios quiera.

Al llegar a casa quizo actuar como si nada pasará. Pero su familia sabía que le entregarían las notas ese día.

Su madre esperaba las notas de Ana con ilusión pues había dado a su hija un ultimátum:
-O recuperas las notas o te quedas castigada por un año- recordó haberle dicho-.

Mientras miraba a su hija, repasó  las posibles situaciones:
¿Y si no las recuperó? ¿Y si empeoró? ¿Qué haría? ¿Qué le diría? ¿La castigaría de por vida?

Se recriminó mentalmente la manera en cómo había tratado a su hija la última vez.
-Eres una mal agradecida- le había dicho-, ¿tan difícil es que saques buenas notas? ¿Hasta cuando piensas decepcionarme? ¡No sirves para nada!

Definitivamente, esa no era la manera de ayudar a su hija.

Por la cara de Ana y su semblante asustado sabía que había ido peor.

Respiro hondo y le dijo:
– Siéntate a mi lado.

Ana estaba aterrorizada. No sabía lo que iba a pasar. Intentó adivinar el estado de ánimo de su madre. Para su sorpresa, parecía tranquila.

– No te ha ido bien ¿verdad?-  afirmó -, lo sé por tu cara, pareces asustada.

Ana aún estaba confundida. Se imaginó a su madre echando fuego por la boca, pero no, estaba tranquila.

– La última vez que hablamos te dije que te castigaría severamente si no recuperabas las notas ¿Lo recuerdas?

-Sí- contesto Ana con un hilo de voz que parecía a punto de romperse.

A su madre no le gustaba ver así a Ana. Verla indefensa.

– ¿Qué puedo hacer yo para ayudarte?– le preguntó con un tono amable y cálido.

Ana no sabía si estaba soñando o realmente su madre había cambiado.

– ¿Ana, cariño, qué puedo hacer yo para ayudarte?– le volvió a preguntar ante su silencio.

Ana rompió a llorar. Quería decirle que lo sentía, que no quería ser una carga para ella, que estudiaría y haría que se sienta orgullosa de ella, que se separaría de esas amigas que tanto la distraían, pero el llanto le ahogaba las palabras.

– Estamos juntas en esto- le susurró su madre mientras la abrazaba tiernamente.

Ana se secó las lágrimas mientras en su cara se dibujaba una inmensa sonrisa.

– Ya haces todo por mi mamá- le dijo-, me das todas las comodidades que necesito. En lo que sí puedes ayudarme es en estudiar para los exámenes. Tú me haces preguntas para saber si puedo contestarlas.

– Por supuesto, cuenta conmigo- le contestó-, ¿Y qué puedes hacer tú para mejorar tus notas?

– Organizarme mejor. Sé que es responsabilidad mía organizarme para que esto no me vuelva a pasar.

– ¿Cómo podrías organizarte mejor?

Ana se imaginó llegando a casa haciendo los deberes cada día, sin falta. Nada de estar perdiendo el tiempo mirando videos, dando me gusta a todo Dios en Instagram y  Snapchat. En su nueva vida eso ya no tenía importancia. 

– Me haré un horario  de las cosas que tengo que hacer cada día- respondió decidida-. Pasaré a limpio los apuntes cada día. Te preguntaré si no entiendo algo para no tener dudas.

– ¿Puedes hacer algo más para mejorar?

Ana pensó en los días y días en que su único objetivo era pasárselo bien en el cole. Cotilleando por los pasillos. Eso también  tenía que acabar.

– Si, centrarme más en clases- contestó-.  A veces pierdo la concentración porque estoy más atenta a lo que me dicen mis amigas y para ser más enrollada les sigo el juego.

– Posiblemente tus amigas no entiendan tu cambio, tus prioridades ¿Qué harás si es así?– le siguió preguntado su madre.

– Hablaré con ellas. Si me entienden es que son amigas de verdad. A ellas también les irá bien un cambio de actitud en el colegio porque también tienen suspensos.

– ¿Y si no te entienden?
– Me buscaré otras amistades.

Su madre miró a Ana con admiración y orgullo. Le pasó la mano por la cara arreglándole ese mechón que tapaba su linda sonrisa.

Estaba orgullosa porque Ana  había llegado a las conclusiones que ella misma le habría aconsejado y quizás su hija no hubiera escuchado.

Ana sintió el amor y la confianza que su madre depositaba en ella. No le iba a fallar.

Ambas merecían conservar esa relación especial.

No se ha encontrado ningún campo.

Ruth Zarco

Soy madre de dos preciosas adolescentes. Al igual que tú quiero educar desde el amor y el respeto. Mi sueño es que mis hijas puedan ser la mejor versión de sí mismas. Que desarrollen al máximo su potencial. Que sean personas emocionalmente inteligentes y felices.
Acompáñame si deseas potenciar las capacidades de los tuyos.

Previous Post: « 6 palabras poderosas para definir tu personalidad: Atrévete a ser tú misma
Next Post: Cómo pasar unas navidades inolvidables »

Reader Interactions

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Footer

Categorías

  • Educación Emocional para adolescentes (24)
  • Educación emocional para bebés (7)
  • Educación Emocional para familias (12)
  • Educación Emocional para niños (28)
  • Educación Emocional para niños preescolares (22)
  • Inteligencia Emocional (39)
  • Podcast (25)

Todos lo derechos reservados Inteligencia Emocional en Casa © 2023

Si sigues navegando por esta web quiere decir que te encuentras a gusto y estás aceptando el uso de cookies propias y ajenas en cumplimiento de la Ley 34/2002 de servicios de la sociedad de la información. Ok Más información
Política de cookies

Privacy Overview

This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necessary
Siempre activado
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Non-necessary
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
GUARDAR Y ACEPTAR