Siete de la tarde y Marta está cansada después de un día intenso de trabajo. Lo único que quiere es descansar pero antes tiene que hacer la cena y bañar a Mario, su hijo de 3 años.
Mientras va repasando las mil y una tareas que tiene pendiente, poco a poco, se siente agobiada porque un día sí y otro también Mario la lía, tanto a la hora de la comida como a la hora del baño.
Nada de lo que le proponga Marta le gusta. No quiere bañarse, no quiere comer. El otro día incluso Mario comenzó a pegarla mientras le gritaba a viva voz “Mala, vete, no te quiero, eres mala”.
Marta no sabe qué hacer, sabe que su hijo no puede continuar así. Le preocupa incluso que pueda acostumbrarse a pegar y lo haga también en la escuela.
¿Te suena?
Si has pasado por una situación similar seguro que has sentido la impotencia de no saber qué hacer cuando tu hijo quiere salirse con la suya siempre.
Cuesta creer que tu propio hijo pueda llegar a convertirse en una pequeña fierecilla que te pone a prueba constantemente.
Otra mami describe la relación con su hijo de esta manera:
Mi niño es un amor, le pongo límites, soy paciente pero no tolero que tire la comida o me pegue. Mi niño me pellizca, me tira del pelo. A mí me duele y me da miedo. No sé cómo frenarlo, incluso he llorado de impotencia y de rabia.
Otra mami dice:
Mi hijo está muy rebelde y pegón. Tiene ataques de ira, grita, tira las cosas y me pega. Yo ya no sé qué hacer. Le riño, le castigo, incluso le he dado palmadas. Me tiene colapsada.
¿Tú qué harías ante una situación así?
¿Cómo te sentirías? ¿Desarmada? ¿Sin estrategias? ¿Enfadada? ¿Triste?
Hoy voy a hablarte de niños que pegan y por qué lo hacen. Y lo más importante, te explicaré cómo corregir a tu hijo para que deje de pegar. Que cada día en lugar de ser una tortura estar con él sea para ti un momento inolvidable ya que podrás disfrutar a tu niño, el de verdad, no el que se expresa a golpes porque no conoce otras alternativas. Te diré cómo le puedes ayudar.
Sigue leyendo.
POR QUÉ PEGA TU HIJO
Si estás pasando por una situación similar y estás pensando que no sirves para ser madre, quítate inmediatamente de la cabeza esos pensamientos.
Entre los 2 y 3 años es normal que los niños reaccionen pegando o mordiendo.
Lo hacen porque en esta edad no son capaces de expresar con palabras lo que sienten. No saben decir si están enfadados, tristes, si tienen miedo, si están cansados. Como no pueden expresar lo que sienten, se dejan llevar por sus impulsos: pegar y/o morder.
Cuando se frustran por algo su reacción es gritar, llorar, patalear y pegar hasta que tú le enseñes que existen otras alternativas a esa reacción impulsiva.
Los niños a esta edad son puro impulso, no usan el lenguaje ni el pensamiento para regular y gestionar sus emociones.
Tu trabajo como madre consiste en enseñarle otras alternativas para que tu hijo pueda resolver sus conflictos emocionales sin pegar.
Con tu ayuda esta etapa será pasajera.
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QUÉ HACER SI MI HIJO ME PEGA
Si te encuentras en esta situación, recuerda que tu hijo no es malo, ni quiere hacerte la vida imposible. No te lo tomes como algo personal. Ten en cuenta que reacciona así porque no ha encontrado otra manera de expresar sus emociones cuando está frustrado, enfadado, triste o tiene miedo.
Imaginemos una escena.
Mario está jugando mientras su mamá, Marta, está haciendo la cena. Cuando está lista le dice a Mario que deje de jugar y que es hora de cenar. Mario se enfada porque quiere seguir jugando, además no tiene hambre.
Marta le llama con paciencia pero al cabo de un tiempo opta por coger a Mario para sentarlo en la silla. Mario tira la comida. Marta se enfada. Recoge la comida. Le grita a Mario que es un malcriado y le amenaza diciéndole “o comes o comes, a ver quién va a ganar”.
Mario se ve acorralado (asustado, frustrado) y cuando su madre quiere sentarle en su falda para obligarlo a comer él le estira de los cabellos y le da un par de manotazos. En este punto Marta está muy, pero que muy enfadada.
¿Qué harías?
5 PASOS A SEGUIR CUANDO TU HIJO TE PEGA
1. Comunícate
Explícale a tu hijo que no te gusta que te pegue.
«Cálmate, Mario, vamos a hablar. Escucha, no me gusta que me pegues. Si estás enfadado dímelo con palabras. ¿Cómo crees que me siento cuando me pegas? ¿Triste o contenta? Si es muy pequeño le puedes decir ¿cómo crees que me siento, bien o mal cuando me pegas?)».
Tu hijo lo más seguro te dirá que mal o triste, incluso verás la cara de sorpresa al saber que su acción te hace daño.
2. Consecuencia
Recuérdale que si sigue pegando tendrá una consecuencia.
Las consecuencias de pegar serían:
- ¿Sabes qué pasa si me pegas? Me haces daño.
- ¿Sabes cómo me siento si me pegas? Muy triste.
Otros especialistas suelen recomendar consecuencias como la de no poder jugar, o no ir al parque, etcétera. Yo las uso si las anteriores no han funcionado. Prefiero usar una consecuencia directa como la que el hecho de pegar hace daño física y emocionalmente.
3. Ponle en tu sitio, enséñale a reconocer las emociones de los demás
¿Tú cómo te sentirías si yo te pegará?… ¿triste o contento? Estas preguntas le ayudan a reconocer que las demás personas también se sienten mal, enfadadas, tristes.
4. Ayúdale a encontrar otra alternativa para expresar sus emociones
Pregúntale: ¿Cómo puedes hacerme saber lo que quieres sin pegarme?
(Si sigue enfadado, puedes ayudarle a expresar y canalizar sus emociones a través de un dibujo ya que quizá no esté todavía listo para escuchar ni reflexionar. Te servirá además para tranquilizarlo).
«Veo que estás enfadado Mario. Ven, vamos a dibujar tu enfado, ¿te parece? A ver cuán grande es».
Si le ofreces otra alternativa para canalizar sus emociones normalmente se tranquilizan.Déjale que dibuje lo que quiera. Una vez hecho el dibujo, pregúntale qué quiere hacer con él. Suelen decidir tirarlo a la basura e inmediatamente sentirse más tranquilos, como si se hubiesen deshecho de algo desagradable.
5.Refuerza positivamente su conducta
Una vez pasada la tormenta, felicítale por su comportamiento describiendo lo que está haciendo bien. En el caso que tenemos como ejemplo, cenar y bañarse. «Mario te felicito, qué alegría me da ver que te gusta la cena y que estás comiendo muy bien. ¡Lo estás haciendo fenomenal!»
QUÉ NO HACER NUNCA CUANDO TU HIJO PEGA
Si piensas que con el tiempo se le quitará la tontería de pegar sin que tú hagas nada, siento decirte que no será así hasta que le enseñes a expresar sus emociones de frustración, tristeza y miedo, de otra manera.
Es importante que sepas que hay cosas que nunca, nunca, debes hacer:
1. Etiquetarlo
Jamás le grites a tu niño que es malo, que es un llorón, que es un malcriado.Estas etiquetas son mensajes que se quedarán grabados en su subconsciente además de hacerle daño emocionalmente.
2. No te rías
Puede que pienses que el hecho de defenderse con uñas y dientes es algo valiente por su parte. Pero créeme, estás reforzando una conducta que a la larga puede ser un gran problema para ti.
3. No mires lo que está pasando con negligencia
Si pega a tu pareja o sus hermanos, actúa. O al menos no intervengas defendiendo al niño diciendo que es pequeño para saber que está haciendo daño. Si uno fomenta y el otro corrige confunden al niño.
4. No te lo tomes como algo personal
Tu hijo no quiere hacerte daño, ni te odia, solo está expresando su enfado y frustración. No tiene maldad.
QUÉ HACER SI MI HIJO PEGA A OTRO NIÑO
Cómo debes actuar si tu hijo pega a otro niño.
1.Capta su atención
Imagínate que estás en el parque y de repente ves a tu hijo que pega a otro. Ahora sabes qué seguramente está enfadado y frustrado por algo y necesita tu ayuda. Le coges de la mano y te lo llevas a un sitio tranquilo, sin enfadarte. Que no reciba señales de que va ser castigado, ni mucho menos pegado. Una vez sentados le preguntas qué ha pasado (no digas qué le has hecho, esta pregunta le hará sentirse culpable). Según lo que tu hijo te explique, por ejemplo: “me ha quitado el juguete” ayúdale a entender lo que le está pasando por dentro.
2. Valida su emoción
Una vez te ha explicado su versión, mírale cariñosamente y valida su emoción. Describe lo que ha sentido: veo que te has enfadado porque el otro niño quería la pala, ¿es así?, y luego le has pegado, ¿cierto?
3.Ayúdale a reconocer las emociones de los demás
Continua preguntándole:¿cómo crees que se ha sentido él cuando le has pegado? ¿triste o contento? (cuando notas que no entiende qué es estar triste o contento usa ¿bien o mal?). Normalmente suelen contestar que el otro niño se ha sentido triste o mal. Tú recalcas: «se ha sentido triste/mal porque le has hecho daño al pegarle». Se lo decimos para que sepa que el dolor es la consecuencia de pegar.
No le pegues porque él ha pegado a otro niño o a ti, le estás enseñando que se puede pegar cuando te sientes mal.
4. Enséñale a reconocer sus propias emociones
Continúa preguntándole: ¿cómo te sentirías si un niño te pega?Describe la situación que ha ocasionado el conflicto pero poniéndole a él como el niño agredido.
5. Enséñale a verbalizar lo que quiere
Continúa preguntándole: «La próxima vez que quieras que te devuelva la pala, ¿qué harás?». Si es la primera vez que le haces esta pregunta se quedará callado y es cuando le ofreces otra alternativa y le dices «le pedirás a tu amigo ¿me devuelves la pala, por favor? o me avisas para que te ayude , ¿de acuerdo?».
Esto suele ser suficiente para que poco a poco ante un impulso de pegar a otro niño cambie expresando al otro niño lo que quiere o recurriendo a ti.
El secreto está en hacerlo más de una vez. Hay que recordarle que tiene esta alternativa las veces que haga falta. Al principio te parecerá que no te entiende pero es asombroso cómo luego ellos mismos te explican cómo deben actuar y que deben decir cuando se sienten mal.
QUÉ HACER SI A MI HIJO LE PEGAN
Sé la impotencia que se siente cuando un niño ha pegado a tu hijo y te han dado ganas de decirle al tuyo: “si te pega, tú también pégale, así aprenderá que hace daño”.
Pensamos esto por impulso pero para nada es algo que debas aconsejar a tu hijo.
En lugar de eso, enseña a tu hijo a defenderse verbalizando lo que quiere, es decir, decirle al otro niño “no me gusta que me pegues, me haces daño cuando me pegas, por favor, no lo vuelvas a hacer» y que busque inmediatamente la ayuda de un adulto o que te lo diga a ti. Hazle saber que tú y los demás están para ayudarlo si pasa esto.
QUÉ HACER SI MI HIJO TIENE UNA RABIETA FUERA DE CASA
Esta situación es muy delicada. Más que nada porque pasamos una vergüenza inmensa si nuestro hijo se pone rebelde delante de todo el mundo.
Recuerdo que cuando me pasó a mí me puse a llorar de impotencia cuando mi hija tuvo una pataleta en plena calle. No sabia qué hacer. La gente me miraba como si fuera la madre más inútil del mundo. O puede que no mirasen así sino que yo me sentía como tal.
Si te pasa esto en la calle, no te sientas juzgada. Céntrate en tu hijo y en resolver la situación.
PASOS PARA AFRONTAR UNA RABIETA
1. Recuerda que esa rabieta es para llamar tu atención o conseguir algo que quiere. No se trata de nada personal contigo. Ni te odia. Está intentando conseguir algo a su manera.
2. Llévalo a un sitio seguro donde pueda calmarse y le tengas controlado para que no se haga daño ni te haga daño y dile con voz calmada y firme que le explicarás por qué no puede hacerse lo que pide.
3.Cuando esté tranquilo explícale que entiendes cómo se siente.
Ejemplo: “entiendo que estés enfadado porque quieres que te compre ese juguete. Yo probablemente también me enfadaría si mi mamá no me quisiera comprar un juguete pero hoy no te lo compraré. Puedes escoger entre seguir enfadado y no conseguir nada así o jugar esta tarde conmigo cuando volvamos a casa al juego que tú quieras. Si eliges seguir enfadado, volveremos a casa. ¿lo entiendes? ¿Qué eliges, cariño, seguir enfadado y volver a casa o jugar conmigo al juego que quieras está tarde?”. Generalmente cuando se les presenta una alternativa mejor a la de estar enfadado y no conseguir nada con esa actitud suelen elegir la otra alternativa, jugar al juego que quiera por la tarde con mami.
4.Si sigue con la rabieta, cumple tu palabra y vuelve a casa. Con calma y voz tranquila explícale que la vuelta a casa es la consecuencia de su pataleta. Que tú tenias planeado hacer otra cosa pero como él reaccionó así y no estaba dispuesto a calmarse o cambiar de humor decidiste volver a casa. Una vez en casa refuerza su buena actitud si se muestra cariñoso o con deseos de acercarse a ti ya que se dará cuenta de que algo ha pasado y querrá arreglarlo. Dale la oportunidad de reconducir su conducta y ayúdale a reflexionar.
5. Si no te funciona porque tu hijo no escucha, usa el truco de la libreta en el caso de que quiera que le compres un juguete: «Mami, quiero ese juguete. Hoy no lo compraremos cariño, pero ¿sabes qué podemos hacer? Apuntarlo en la libreta mágica, que justo la tengo en el bolso. Así cuando vengan los Reyes o Papa Noel podemos mirar la lista y pedir los que te hacen más ilusión, ¿qué te parece?».
Normalmente los niños se calman cuando ven que está apuntado ese juguete que quieren para cuando vengan los Reyes, Papa Noel o cuando sea su aniversario. Asegúrate de mirar la lista cuando le compres regalos.
CONSEJOS PARA PREVENIR QUE TU HIJO REACCIONE AGRESIVAMENTE
Como te habrás dado cuenta tu hijo no pega por maldad, ni por hacerte la vida imposible, lo hace porque no sabe cómo expresar sus emociones de otra manera.
Hay muchas cosas que puedes hacer para prevenir que tu hijo empiece a conseguir lo que quiere gritando, llorando, tirando las cosas y pegándote o pegándose.
NO ESPERES A QUE EXPLOTE, ANTE TODO PREVENCIÓN
1.Ten muuuucha paciencia
Dedica el tiempo necesario para hacer con tu hijo la tarea prevista, de manera pausada. A nadie le gusta que le metan prisa.
Si eres de las madres que vas gritando que se apure, que es un lento, que por su culpa vas a llegar tarde al trabajo y que él llegará tarde al cole, estás abonando el terreno para que estalle una reverenda rabieta.
¿Cómo estarías tú si tu jefe está detrás de ti todo el tiempo metiéndote prisa?, diciéndote que nada de lo que haces lo haces bien y que eres una lenta. Ponte en el lugar de tu hijo. Con el tiempo te darás cuenta de que la mayoría de veces si tu hijo tiene una rabieta es porque tú has estado propiciando su aparición. Así que, mami, paciencia.
2. Establece rutinas
A los niños les encanta sentirse seguros. Explícale detalladamente qué actividades haréis durante el día. Así sabrá que toca después de cada cosa y sobre todo sabrá qué esperas tú de él.
Cuando son pequeños tienen un inmenso impulso por agradar a los padres así que estarán muy predispuestos a cumplir tus expectativas. Ellos quieren pasarlo bien contigo al igual que tú con ellos.
Siguiendo el ejemplo de Marta y Mario yo explicaría las actividades así una vez le he recogido de la escuela:
“Ahora vamos a ir a comprar algunas cosas que hacen falta para hacer la cena. Mientras yo cocino tú puedes jugar ¿te parece? o puedes ayudarme en la cocina si te apetece. Luego de jugar te ducharás. Después de ducharte me ayudarás a poner la mesa y cenaremos juntos. Cuando hayamos acabado recogeremos la mesa y te irás a lavar los dientes. Y por último, antes de irte a la cama puedes elegirás un cuento que mami te explicará antes de que te vayas dormir. ¿Qué prefieres Caperucita roja o los Tres cerditos? ”.
Con la información detallada tu hijo sabe qué toca después de cada cosa. Personalmente , más de una vez me he sorprendido cómo recuerdan al detalle qué viene después y me lo han recordado ellos.
3.Anticípale la próxima actividad
Una vez sepa qué haréis por la tarde, cuando pases de una actividad a otra avísale con antelación. Si tu hijo está jugando y tú ya estás acabando la cena dile: “Mario, tienes 5 minutos más para jugar cariño, luego te ayudo a bañarte y después cenamos, ¿entendido?”. Y así con cada actividad.
Si es de los que les cuesta recoger los juguetes además pregúntale, “cuando acabes de jugar ¿dónde guardarás tus juguetes?”
4. Enséñale a participar tomando decisiones
Dale la oportunidad de elegir. Para empezar a tomar decisiones, dale a escoger entre dos opciones. Si te has dado cuenta en los anteriores ejemplos usé siempre dos cosas a elegir. Muchas opciones le pueden bloquear.
Por ejemplo, si tu hijo es de los que pone pega a la hora de cenar porque no le gusta dale la oportunidad de elegir entre dos platos: “¿Qué te apetece cenar hoy cariño, arroz o puré de verduras?” Si elige otra cosa, mantente firme y dile que debe elegir entre las opciones que le das.
Evita hacer una pregunta abierta del tipo ¿qué quieres para cenar? porque puede bloquearse y ser motivo para que te monte una escena ya que se sentirá frustrado por no saber qué quiere o por no tener lo que quiere.
5.Dialogo positivo
Si está comiendo a regañadientes porque quería seguir jugando recuérdale que luego puede seguir jugando un rato más. “Cuando acabes la cena, cariño, ¿te apetece jugar o que te lea un cuento?” (recuerda ofrecerle elegir entre dos opciones).
El diálogo positivo, funciona muy bien. Yo lo usé con mi sobrina de 6 años cuando nos fuimos de excursiones. Ella ese día llevaba su bocadillo y una bolsa de patatas fritas en su mochila. Cuando nos disponíamos a merendar ella sacó las patatas y dijo “yo quiero patatas”. Si le hubiese dicho que no, seguro que se hubiese puesto a llorar o al menos negarse a comer su bocadillo o estar enfadada.
En su lugar la miré y le dije “Y tanto cariño, comerás las patatas después del bocadillo”. Me miró entre sorprendida y alegre. Creo que esperaba un No como respuesta y lo que le dije la dejo pensando. Al verla así, entre dudosa y sorprendida, le volví a repetir “Cariño, no te estoy diciendo que no. Te estoy diciendo que comerás las patatas después del bocadillo”. Sonrió, me miro contenta y se sentó a comer su bocadillo. Unos minutos después me miró otra vez sonriendo y me dijo “comeré patatas después ¿no tía?”.
6.Refuerzo positivo
La mayoría de veces solo nos acordamos de atender a nuestros hijos cuando se están portando fatal, cuando están llamando la atención.
Si ves que tu hijo está haciendo las cosas bien. Cena, se ducha, se acuesta sin montar problemas, felicítale. Hazlo describiendo la conducta que quieres reforzar.
Por ejemplo: “Estoy encantada por cómo acabas toda la cena, estoy orgullosa de ti”. “Mira lo bien que has aprendido a vestirte solo, como sabes ponerte ya la camiseta tú solo ”. Refuerza diciendo “Lo estás haciendo muy bien”.
7.Reacciona positivamente
Algunas veces sin querer o queriendo (para llamar tu atención) tu hijo puede hacer algo que te molesta. Por ejemplo, tirar la comida. En lugar de chillarle y decirle que qué hace, reacciona positivamente y dile: “Oh, veo que ha habido un accidente, ¿necesitas ayuda para recogerlo?”.
Yo utilicé esta estrategia cuando vi a dos niños tirados en el suelo después de haber caído por ir detrás del mismo balón.
No hubo intención por parte de ninguno de los dos en hacer daño al otro compañero. Sin embargo, los dos pensaban que había sido el otro quien le hizo daño.
Cuando los vi corrí hacia ellos y en lugar de preguntar qué había pasado les dije «Menudo encontronazo entre Messi y Ronaldo, habéis estado jugando con tanta fuerza como los profesionales ¿cierto? ¿Llamamos a la camilla o podéis seguir jugando? «. La cara de enfado se les sustituyó por una enorme sonrisa, se sacudieron, me dijeron que estaban bien y siguieron jugando.
8. Sé empática
Demuestra que entiendes las emociones que experimenta tu hijo.
Imagínate, por ejemplo, que quiere comer un dulce antes de cenar y está comiendo enfadado. Dile: “Sé que quieres comerte el dulce ahora y entiendo que estés enojado. Te comerás el dulce después de cenar, ¿te parece bien?”.
9.Creatividad al poder
Pídele ideas a tu hijo sobré qué hacer para solucionar los problemas de organización, tiempo, deberes, tareas domésticas, etcétera. Puedes preguntarle: ¿cómo podemos organizarnos para que te vistas, desayunes y lleguemos a tiempo al cole? Te sorprenderá lo ingeniosos que pueden llegar a ser.
10.Usa alarmas
Para ayudarle a tu hijo a aprender que cada actividad tiene un tiempo limitado usa alarmas para cambiar de actividad. Recuerda que las rutinas les hace sentir seguros. Eso sí, que las alarmas sean agradables, su música preferida, por ejemplo.
11.Violencia cero
Por ningún motivo, grites, amenaces, ni mucho menos pegues a tu hijo. Una nalgada o tirón de orejas no arreglará nada. Todo lo contrario, el mensaje que recibe tu hijo es que cuando estás frustrado, triste, enfadado o tienes miedo es válido expresarlo golpeando, gritando o tirando las cosas por los aires. Los niños aprenden por imitación. Tú eres su ejemplo.
CONSEJOS PARA SER UNA MADRE EMOCIONALMENTE INTELIGENTE
Llegado a este punto te habrás dado cuenta de que quien tiene que saber gestionar sus emociones eres tú más que tu hijo. Porque tú serás quien le guiará a cómo gestionar las suyas.
5 cosas a recordar para ser una mami emocionalmente inteligente
- Usa estrategias que te ayuden a tenerle paciencia. Respirar, contar hasta diez, etcétera. Recuerda que es un aprendiz.
- Cuida tu tono de voz, usa un tono firme y amable. Habla con amor y respeto. Es tu hijo.
- Cuida tu lenguaje corporal. No convencerás a tu hijo si por un lado dices las frases como robot y por otro lado estás blanqueando los ojos porque estás a punto de perder la paciencia. No finjas que le entiendes, asegúrate de querer comprenderlo de verdad.
- Céntrate en los aspectos positivos de tu hijo y poténcialos.
- No hables mal de él. Mucho menos en su presencia. No es ningún tonto. Lo que lograrás es que crea que algo malo pasa con él.
Resumiendo:
Recuerda que pegar es una reacción normal en un niño entre 2 y 3 años. El niño pega por impulso ante una emoción de tristeza, miedo o frustración que le embarga. A medida de que le enseñes a verbalizar, decir con palabras, lo que quiere, dejará de reaccionar impulsivamente y dejará de tirar las cosas, chillar o pegar. Si tu niño tiene más edad y todavía sigue pegando puedes seguir los consejos descritos anteriormente.
Recuerda que cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje y que en la práctica está el éxito.
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Felicidades por este artículo!, la verdad has tocado puntos muy importantes y lo mejor es que me he dado cuenta que no lo estoy haciendo tan mal! ya que generalmente aplico varias cosas de las que mencionas, y otras me las copio para ponerlas en práctica, un saludo y espero seguir leyendo tus consejos.
Hola, Isabel. Me alegro que te haya servido.La mayoría de veces cometemos errores por falta de información.
¡Gracias por comentar y feliz año!
Me encanto este artículo tengo dos niños de 4 y 2 años, muchos de sus consejos los aplico pero me falta mucho, espero seguir mejorando como madre. Gracias.
¡Hola Jesseli!
Gracias por comentar. Y me alegro mucho, mucho que te haya sido útil. Y estoy segura que mejorarás como madre por el interés que pones en conocer mejor a tus hijos. Un abrazo y que sigas disfrutando de tus hijos 🙂
Me encantó el artículo soy docente de Nivel Inicial y lo voy a compartir con los padres para q comprendan a sys hijos en las distintas situaciones gracias
Hola Marisa. Gracias por comentar. Me alegra que mi trabajo aporte en algo a la manera en cómo educamos a los niños.
Te recomiendo este artículo que te da más pautas sobre en qué momentos nuestros hijos necesitan ayuda y a sí evitar conflictos innecesarios: https://inteligenciaemocionalencasa.com/superar-frustracion/
Y este otro en el que explico las causas de por qué a algunos alumnos les va mal en la escuela: https://inteligenciaemocionalencasa.com/fracaso-escolar/
Pásate por aquí, siempre que quieras.
¡Un abrazo enorme!
Hola, he leído mil y un artículos como éste y me frustra pensar que he hecho todo lo que se dice y hasta más y no hay forma, tengo un niño de 4 años y he llegado al punto de la desesperación, junto con mi esposo, no es siempre pero pasa seguido, no quiere recoger cosas o no hace caso y cuando le decimos que no empieza a enojarse, pegarme lo sacamos y empi3a tirar cosas, y es un rato largo tan frustrante, que la verdad estoy tan cansada que hasta escribirlo me da cosa, somos muy amorosos con ambos, padres ejemplares sin vicios, con reglas, pero mucho amor, y la verdad ya no damos más.
Hola Paula, si te parece envíame internamente más detalles sobre lo que te preocupa. Dedicaré un podcast al caso para que también le sirva a otras familias.
Un abrazo, Ruth
https://inteligenciaemocionalencasa.com/contacto/